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#Dobleces Moronas de PAN

 

Sin una figura fuerte, aglutinadora y de alcance nacional entre sus filas, el PAN se ha convertido en un partido regionalizado. La atomización se debe a triunfos dispersos y dirigentes locales con peso en estados o municipios. Aún así, su presencia en seis estados y 114 diputados federales, lo convierten en el rival más fuerte […]


Sin una figura fuerte, aglutinadora y de alcance nacional entre sus filas, el PAN se ha convertido en un partido regionalizado. La atomización se debe a triunfos dispersos y dirigentes locales con peso en estados o municipios. Aún así, su presencia en seis estados y 114 diputados federales, lo convierten en el rival más fuerte de la Alianza va por México.

Los panistas carecen de ideólogos y caudillos. Es un partido que Marko Cortés, dirigente panista, delineó solo de personalidades mediáticas. Aún así, solos o en coalición, los blanquiazules han conseguido pequeñas victorias en los últimos años que, si bien han logrado frenar en lo legislativo y en lo electoral al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, está por verse si tendrán lo necesario para encabezar el frente opositor y contender cara a cara en los comicios de 2023 y 2024.

Las diferencias internas que ha tenido el partido en los últimos años han sido públicas, aunque después de meses de incertidumbre, parece haber tomado una bocanada de aire fresco y sus cuadros y liderazgos haber reafirmado su lealtad con su presidente nacional Marko Cortés, tras los resultados del 5 de junio.

Sin embargo, los panistas ya considerados históricos, apenas comienzan a retomar el camino del partido y buscar la incorporación de nuevos cuadros y ciudadanizar sus filas, llevan 10 años de retraso, ya que mientras el PAN se reestructura, el partido en el poder ya tiene al menos cuatro presidenciables.

A pesar de esto, en los próximos meses, el PAN tendrá varias pruebas de fuego cuando se destapen los nombres de sus próximos candidatos tanto para 2023 como para el 2024.

La fuerza la tienen en: Chihuahua, con Maru Campos, que gobierna desde el 8 de septiembre de 2021; Aguascalientes, en donde se renovará la gubernatura después de los comicios del domingo 5; Querétaro, con Mauricio Kuri que entró a finales de 2021; Guanajuato, con Diego Sinhue que se encuentra al frente de la entidad desde 2018, y Yucatán con Mauricio Vila Dosal, quien llegó a la gubernatura en 2018. Son espacios de poder acotados.

Por ello es que la crisis del PAN es más profunda de lo esperado. No sólo se trata de la pérdida de ideología, del olvido de principios y adoctrinamiento. También es la falta de liderazgos internos con la capacidad de negociar alianzas, perfilar candidatos y trazar una ruta viable en lo electoral para 2023 y 2024.

La preocupación crece al interior del PAN. En más de 20 años, el panismo ha impulsado alianzas y coaliciones; sin embargo, a la hora de los resultados los candidatos adoptan el mejor proyecto por afinidad ideológica y todo quedó en triunfos pírricos mas no en la construcción de gobiernos plurales y ciudadanizados.

El PAN tiene una crisis fuerte, institucional, cuesta arriba. De seguir en ese camino perderá su papel como el principal partido de oposición en tiempos de la cuatroté. Sin liderazgos, el PAN dejará de ser una alternativa de cambio, ya que le falta consistencia, identidad y cercanía con la base de votantes.