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#Dobleces Cruje el PAN

 

El PAN comienza a crujir. Sin una figura política de peso desde hace una década, los panistas se encuentran divididos. El problema de la confrontación tiene nombre y apellido: Marko Cortés. La dirigencia pragmática que encabeza comienza a dar síntomas negativos. La preocupación radica en 2023 y por añadidura 2024. Y es que en cinco […]


El PAN comienza a crujir. Sin una figura política de peso desde hace una década, los panistas se encuentran divididos. El problema de la confrontación tiene nombre y apellido: Marko Cortés. La dirigencia pragmática que encabeza comienza a dar síntomas negativos. La preocupación radica en 2023 y por añadidura 2024. Y es que en cinco años, el PAN pasó de gobernar 39 millones de ciudadanos en 11 estados a tan sólo 16 millones en cinco entidades. Una caída más con la firma de Cortés Mendoza y Acción Nacional pasará los próximos años en el ostracismo.

Ahora, los 13 exgobernadores panistas aspirantes a convertirse en un “consejo moral”, buscan desarmar la dura estructura burocrática creada por Marko Cortés. Son el nuevo grupo en confrontación dentro de un partido que guardaba las formas sobre las corrientes ideológicas que los conformaron desde antes de convertirse en un partido desideologizado.

El proyecto “limpiar la casa” es la manera elegante encontrada por los exgobernadores para disfrazar su repudio a la línea dura manejada por Cortés Mendoza. Para ello, trazaron la propuesta de abrir el partido a la sociedad y a las causas más demandantes de la actualidad: educación y salud. Con ello, entran a generar influencia dentro del PAN sin brusquedad. Aunque Marko Cortés se encuentra en este momento, en la tesitura de continuar la Alianza va por México, bajo el esquema trazado por el perredista Jesús Zambrano y el priista Alejandro Moreno.

La alianza va en sentido contrario a lo que tienen entre manos los 13 exgobernadores. Para ellos eso es parte del pasado, y su propuesta busca invertir la ecuación y empoderar a la sociedad para que, desde los ciudadanos, salgan las propuestas y los partidos sean el vehículo para llevar las propuestas y hacer frente a la maquinaria electoral que representa Morena en la actualidad. Nada más erróneo. Los partidos son la institución formal establecida en el sistema democrático y su objetivo primigenio es ganar elecciones.

Pero la jugada va encaminada a hacer a un lado a Marko Cortés para evitar que la gangrena de su dirigencia se expanda en el organismo político. El PAN se encuentra en un momento incómodo. Busca logros electorales, pero desdibujó su esencia de ser un partido opositor al enemigo histórico, el PRI.

Los exgobernadores juegan una suerte de contrapeso ante las decisiones unilaterales del CEN. Esto evita también que crezcan los aspirantes a la candidatura presidencial de 2024. El panismo se encuentra sin brújula, en la comodidad de una alianza dominada por el pragmatismo y en la incomodidad de diferentes voces que el partido es el que tiene activos para combatir a Morena y al mismo tiempo una dirigencia acomodaticia.

Lo que esperan las voces críticas a Marko Cortés, es que en noviembre se concrete una asamblea extraordinaria y entonces se pueda retomar los ideales del PAN. Hasta ahora, ideales padroteados desde la dirigencia en la que no hay una agenda social ni un llamado a los panistas de cepa para el rescate de su doctrina.