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#Dobleces Cicatrización y amarres

 

Al interior del PRD, Jesús Zambrano inició una desesperada cicatrización con grupos y liderazgos con poder de convocatoria. La razón: asegurar los primeros lugares de las listas plurinominales para él y sus cercanos. Las negociaciones donde se comenzaron a hacer los amarres, son con las dirigencias nacional y local PAN. Para Zambrano Grijalva es la […]


Al interior del PRD, Jesús Zambrano inició una desesperada cicatrización con grupos y liderazgos con poder de convocatoria. La razón: asegurar los primeros lugares de las listas plurinominales para él y sus cercanos. Las negociaciones donde se comenzaron a hacer los amarres, son con las dirigencias nacional y local PAN.

Para Zambrano Grijalva es la última oportunidad de colarse al juego político de 2024. Su apuesta es asegurar lugares y negociar lo suficiente con Marko Cortés y Andrés Atayde, en la Ciudad de México. Además de levantarle la mano al candidato que le sume a su bolsa electoral.

El PRD, en manos de Zambrano, está en la tesitura de empeñar hasta el nombre del partido, con tal de sobrevivir y superar el fatídico tres por ciento. Y es que desde 2022, el PRD aceleró su descomposición y acumuló derrotas. Aumentaron los registros estatales perdidos y se terminó de desangrar a través del “chapulineo” de militantes y liderazgos hacia el partido en el poder.

De acuerdo con las mediciones y proyecciones internas que tiene el PRD, el 2024 se encuentra estancado en menos del tres por ciento de intenciones de voto. De ese punto surgió la narrativa, por parte de la dirigencia nacional, de que al PRD no se le debe ver como un aliado cualitativo, sino cuantitativo. Por ello, es que, para no profundizar la debacle interna, la batalla de Miguel Ángel Mancera y Silvano Aureoles, por la coordinación del Frente Amplio por México careció de respaldo de la dirigencia.

De manera astuta, la dirigencia perredista optó por justificar su inacción defensora de los aspirantes, al señalar que los registros se llevaron a cabo a título personal y no a nombre del PRD. Aunque es una cuestión profunda de semántica, en la praxis política se calculó el nivel de riesgo de mantener aspirantes cuestionados por su paso como mandatarios y ni Mancera ni Aureoles estaban en una posición de levantar encuestas para representar al frente opositor.

Incluso, lo que puso en juego el dirigente perredista Jesús Zambrano fue evitar el desprendimiento del frente si se le tiene consideración especial al momento del reparto de lugares en las listas pluris. 

Por ello, es que la cicatrización perredista también alcanzó la negociación hacia la Ciudad de México. El amarre de la dirigencia nacional va en el sentido de tener cubiertos el mayor número de espacios en listas plurinominales.

Con estos movimientos, Luis Espinosa Cházaro, aspirante a candidato por la CDMX, recibió el apoyo de Zambrano y entró en negociaciones con el panismo de la ciudad. En este caso, lo relevante es que, Jesús Zambrano le puso precio a Espinosa Cházaro. Es la moneda de cambio para negociar espacios para el Congreso y algunas alcaldías.

Zambrano entró en un proceso de cicatrización urgente para ofrecer garantías y lealtades, principalmente con el panismo. Su lugar está asegurado y resuelto con una plurinominal. A final de cuentas, ya tiene la medición de que el PRD se encuentra en agonía. En adelante ya es mover lo que se tenga y esperar el trágico final.

Israel Mendoza Pérez

@imendozape