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#Columna7 Terrorismo en México

Jorge Álvarez Colín
 

Qué triste y lamentable que tengamos que abordar este tema como una reflexión de la realidad que se vive en México, desde una óptica ciudadana trataré de analizar el fenómeno y con ello dimensionar la etapa evolutiva de nuestra civilización. El terrorismo no es sólo un escenario de guerra o de películas de acción, el […]


Qué triste y lamentable que tengamos que abordar este tema como una reflexión de la realidad que se vive en México, desde una óptica ciudadana trataré de analizar el fenómeno y con ello dimensionar la etapa evolutiva de nuestra civilización.

El terrorismo no es sólo un escenario de guerra o de películas de acción, el terror como tal, es una emoción, un sentimiento que ha sido usado desde siempre como una estrategia de dominio y lucha por el poder, es un instrumento coercitivo que permite debilitar a un oponente, este elemento provoca daños materiales, pero genera efectos psicológicos complicados, pues su impacto es individual y colectivo, psicosis social.

Lo sucedido hace unos días, en específico en tiendas de conveniencia, es el reflejo de lo que pasa entre grupos criminales que buscan dominio y expansión, en México han existido grupos criminales muy relevantes y se distinguen por su capacidad sanguinaria o poder económico, desde que los chinos descubrieron que Sinaloa era un clima perfecto para el cultivo del opio, se empezó a desarrollar una industria ilegal y dañina, pero productora de inmensas riquezas ilegales, la droga en sus múltiples clasificaciones es el móvil de este conflicto y desde luego, el consumo, que es lo que propicia el enfrentamiento o competencia en la distribución. Entendida la rivalidad de cárteles u organizaciones  delictivas, estas, se han visto afectadas o favorecidas por regímenes de gobiernos en turno, esta protección o persecución se convierte en obstáculo para quien no es beneficiado y al estar del lado contrario, su pleito es doble, uno, con su competidor y dos, la autoridad, lo que hace que en su desventaja agreda y lastime a la parte más sensible de un pueblo, su gente, porque se sabe que la sociedad  protestará contra quien debe protegerla, descomponiendo la relación pueblo-gobierno, donde el segundo tiene dos alternativas, dejar la protección o enfrentar a sus gobernados, el terror entonces es  una moneda de cambio en la actual sociedad mexicana.

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