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#Columna7 Revocación cualitativa

Jorge Álvarez Colín
 

El domingo 10 de abril, en el país vivimos un ejercicio inédito que por sus características nos lleva al terreno de las teorías conspirativas. Los análisis cuantitativos son fríos y no tienen mayor discusión, son números que tienen poca discusión, pero ¿qué pasa con el análisis cualitativo?, no es ocioso abordarlo pues en unos días […]


El domingo 10 de abril, en el país vivimos un ejercicio inédito que por sus características nos lleva al terreno de las teorías conspirativas. Los análisis cuantitativos son fríos y no tienen mayor discusión, son números que tienen poca discusión, pero ¿qué pasa con el análisis cualitativo?, no es ocioso abordarlo pues en unos días quedará sepultado el hecho.

En el proceso identifico 4 fases:

La campaña, sin contrincante, que se desvirtuó haciendo ver que era una batalla donde había que defender el heroísmo de un hombre a través de la publicidad y el autoflagelo, el gabinete hizo todo lo que estuvo en su imaginación, la mañanera, giras disfrazadas, propaganda, mítines, etc.

La Movilización, fue un desfile de burdas tácticas retrógradas donde sólo importó mover a personas vulnerables y sometidas por programas sociales, el acarreo, el pago de votos, etc. hubo que hacer lo que fuera para cumplir la cuota impuesta por el organigrama en todos los niveles.

La recepción de votos, casillas con ciudadanos que fueron conocidos desde un mes antes y posiblemente contactados con ofertas económicamente atractivas, sin objeciones, propiciando, el relleno de urnas a placer, movilización de materiales electorales, ausencia de observadores o algún organismo internacional que ya sería mucho pedir.

Los Resultados, como dije al principio esto es simple matemática y no hay discusión, en qué porcentaje impacta las condiciones en que se desarrolló el proceso, lo cualitativo también es medible y por ponerle una cifra me atrevería a decir que estas circunstancias representan un 20% de los resultados de la elección.

Qué manera de ofender y avergonzarnos como sociedad, será el 2024 quien nos señale la verdad, que representa el hecho de hacer lo que se quiso, como se quiso y mostrar lo que puede hacer un poder cuando no tiene contrapesos o estos se encuentran imposibilitados y lo que queda al final es sólo la mirada de cómo se pisa y atropella el estado de derecho y las leyes que debieran garantizarlo, teniendo como denominador común, la impunidad.