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#Columna7 México, entre dos amores

Jorge Álvarez Colín
 

Es triste ver que cada día este país se divide más y no por las diferencias naturales que en todas las sociedades existen, sino por la intención premeditada para enfrentar a los diferentes grupos sociales. En México todos los días se amanece con el ánimo para hacer que la agenda nacional no pierda el foco […]


Es triste ver que cada día este país se divide más y no por las diferencias naturales que en todas las sociedades existen, sino por la intención premeditada para enfrentar a los diferentes grupos sociales.

En México todos los días se amanece con el ánimo para hacer que la agenda nacional no pierda el foco de una estrategia que se ha vuelto alimento de odio y enfrentamiento, la mañanera y sus temas tan intrascendentes que después de pasar por esa exclusa tan visualizada, se convierte en la noticia conveniente para no ver lo que realmente es importante para el país, para entonces ya se insultó, se señaló o simplemente se fijó una postura de algo que no se conoce bien y que da igual si es cierto o no, el asunto es adueñarse de la nota y convertirla en sustancia morbosa, no importa si para eso hay que inventar, improvisar datos o argumentos que atraigan la atención, ya sea por su hostilidad o ironía, al fin y al cabo existirá una nueva conferencia a la mañana siguiente donde se puede reconducir los agravios y mantener la atención de quienes consideran un acto de valor o de heroísmo al polarizar a los mexicanos.

Enfrentar, es un arte simple, pues sólo hay que hacer creer que la situación de precariedad o desventajosa de unos, es culpa de otros y que por lo tanto hay que combatir a quienes tienen mejores condiciones de vida, eso no es atender las desigualdades, sino enfrentarlas, es precisamente lo que pasa, vivimos ya en una rivalidad que llega a la hostilidad, desafío y la agresión. 

Esta peligrosa división en el país va creciendo y se polariza más, en tanto se cree que la pobreza es culpa del rico y como tal son enemigos, tristemente esto se ha vuelto resentimiento, enojo y credo para quienes esperan un acto mágico y poder cambiar su situación, aceptando la dádiva como acto de superación de la pobreza.

El resultado, son dos Méxicos, dos amores cultivados que se enfrentan y alimentan por un sentimiento mezquinamente combativo y hasta belicoso, lo que no es bueno para nadie y será proclive a la obsesión por el poder.