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Solidaridad y unidad social en el noroeste mexiquense

 

El golpe ha sido duro. La crisis económica derivada del coronavirus no es para nada un asunto menor; miles de familias en el noroeste mexiquense están en la lona, sin ingresos, sin certeza, sin comida en sus hogares; sin la dichosa esperanza que pregona como campaña el gobierno federal y sin la fortaleza de la […]


El golpe ha sido duro. La crisis económica derivada del coronavirus no es para nada un asunto menor; miles de familias en el noroeste mexiquense están en la lona, sin ingresos, sin certeza, sin comida en sus hogares; sin la dichosa esperanza que pregona como campaña el gobierno federal y sin la fortaleza de la que tanto hablaba Alfredo Del Mazo en su campaña electoral.

El panorama luce cada vez más difícil, esta recesión ha evidenciado la falta de una economía sólida en nuestro país, la dependencia del trabajo informal, la fragilidad de las familias mexiquenses.

Así, no es absurdo decir que, a nivel federal y estatal, la despreocupación de los gobernantes por el bienestar del pueblo ante los estragos de la pandemia, pone en evidencia una política de espejismos que ofrece palabras y discursos inservibles para la gente con hambre; una política basada en la demagogia.

Definida por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la demagogia se refiere a la “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”, una burla hacia el pueblo, una estrategia basada en el engaño; una realidad que se vive en nuestro país y que se exalta en estos tiempos difíciles.

Hoy, en el noroeste mexiquense, la solidaridad y unidad social no emana de quienes empeñaron su palabra para con el firme compromiso de servir a su pueblo, ni de quienes se dicen representantes de la democracia mexicana, la verdadera solidaridad ha emanado del pueblo organizado, del Movimiento Antorchista.

La labor de gestión no se ha detenido, y la organización sigue su marcha para ayudar a los que menos tienen. En total más de 6 mil apoyos alimentarios han llegado a los hogares que más lo necesitan en la zona. Comunidades como Clara Córdova Morán, Zaragoza, San Ildefonso, Crescencio Sánchez Damián, Libertad, Espartaco, Juárez Barrón, Pedro Sánchez, Caja de Agua, San Juan Tlihuaca, San Miguel Hila, El Trafico, Morelos, Jiménez Cantú, El Vidrio y muchas más en el municipio de Nicolás Romero han sido beneficiadas.

La necesidad de las familias rebasa por mucho cualquier intento por ayudar en la zona, pero la inyección de solidaridad, de empatía, genera fortaleza, cambia el panorama y lanza un mensaje de unidad, un mensaje de aliento, de esperanza verdadera para levantar la cara en los momentos más difíciles; y eso, es el mejor revulsivo de todos.

Más allá del agradecimiento, la entrega de víveres ha sido labor desinteresada que ha unido al pueblo del noroeste mexiquense.Cada sonrisa, cada lagrima, cada gesto de desahogo de las personas que reciben los apoyos gestionados por el Movimiento Antorchista en el noroeste mexiquense es el motor para seguir adelante, ayudando al pueblo sin bajar los brazos y con la mejor actitud.

Los escenarios no cambian mucho, los apoyos han llegado donde verdaderamente se necesitan. Un municipio como Nicolás Romero donde más de la mitad de su población sale a trabajar al distrito federal y a otras zonas del estado de México, es un lugar con mucha necesidad. Aún hay calles sin servicios básicos, niños que deben caminar kilómetros para llegar a sus escuelas.

Esta iniciativa, la gestión de víveres para familias en riesgo de hambruna, promovida por Antorcha ha motivado a la sociedad de Nicolás Romero y otros municipios, generando un despertar ciudadano que ya está dando resultados. Las redes sociales han sido el catalizador y hoy, ciudadanos, en su mayoría jóvenes, quieren participar ayudando, quieren recabar víveres, ser voluntarios y gestionar apoyos para sus comunidades.

Sin duda, la sociedad está reaccionando en el noroeste mexiquense ante las muestras de solidaridad. El pueblo organizado se ha vuelto punta de lanza y ya lo comienzan a ver propios y extraños. Más de 20 comunidades en la zona ya han sido beneficiadas por las gestiones de Antorcha y por la ayuda de ciudadanos que, voluntariamente, ayudan al proyecto.

Sin apoyo estatal ni federal el pueblo levanta la cara y sigue adelante tendiendo su brazo amigo a quienes más lo necesitan. Antorcha sigue adelante con su labor social, dando muestra de que unidos, conscientes y congruentes con una ideología que busca el verdadero cambio para nuestro país, se habla con hechos y no con discursos ni demagogia.