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Se la juegan con diagnóstico tardío

En México existen aproximadamente un millón de menores con coeficientes intelectuales por arriba de la media (130 puntos), pero sólo cinco por ciento, de ellos están diagnosticados, de los cuales una mínima parte cuenta con la atención adecuada para el desarrollo de sus potenciales.
Dafne Almazán tiene 15 años y la licenciatura en psicología concluida, hace un año comenzó a estudiar derecho y en diciembre próximo terminará su maestría en Educación. De “niña” sus juegos consistían en hacer representaciones de eventos históricos con su hermano, también superdotado.
Estudia chino y perfecciona su inglés, pero también ha incursionado en el aprendizaje de latín y de francés, y dentro de 10 años se ve con un doctorado y ayudando como psicóloga a niños superdotados igual que ella, quienes en su opinión, antes de ser diagnosticados presentan daños en su autoestima.
Ella tuvo la suerte de ser detectada como una superdotada desde muy pequeña, así que dejó las aulas y las instituciones escolares para aprender en casa; a los siete años terminó la educación primaria, a los ocho la secundaria y a los 10 la preparatoria, para concluir la licenciatura a los 13 años de edad.
¿Qué se está haciendo?
Hace una semana fue inaugurado el Centro de Atención al Talento (Cedat) en el Estado de México, entidad donde existen aproximadamente 60 mil niñas superdotadas. Este espacio atenderá en una primera etapa hasta 200 menores.
Al respecto, el director del departamento de Psicología en Investigación del Cedat, Andrew Almazán, señaló que los niños que no han sido diagnosticados como superdotados se les suele confundir con diagnósticos de síndrome de déficit de atención o bajo rendimiento escolar.
En la actualidad existen tres Cedat, uno en la delegación Coyoacán, en la capital del país; otro en Guadalajara, y el último en Ciudad Satélite, en la entidad mexiquense.
Expuso que la edad idónea para la detección de este tipo de personas es a los dos años, sin embargo, no es hasta la edad escolar cuando comienzan a dar indicios, aunque por lo general no existe una cultura de detección, por lo que se deben adecuar a instituciones educativas tradicionales lo que de cierta manera limitan el desarrollo de sus potenciales.
“Son niños que ya se deprimen, que ya están tomando antipsicóticos, problemas ya psiquiátricos derivados de este rechazo e incluso de malos diagnósticos”, comentó Almazán, quien detalló que es sencillo diferenciarlos de aquellos niños que tienen síndrome de déficit de atención o Asperberg, ello, mediante una prueba de coeficiente intelectual.
Almazán Anaya señala que la detección de un niño superdotado tiene muchas implicaciones, no solamente por el beneficio en la evolución de sus actitudes, sino también, a largo plazo, en su contribución a su país.
Cuando alcanzan la madurez, el impacto económico de mil niños con capacidades extraordinarias “es el equivalente al de un millón de personas en edad económica activa”, con lo cual “si detectamos a 10 mil superdotados y están bien canalizados”, tendrían “el impacto de 10 millones de mexicanos”.
Cuestión de género
Dafne, conocida también como la psicóloga más joven del mundo, presentó los resultados de una investigación referente a las niñas superdotadas en la entidad mexiquense, y lanzó una campaña de género enfocada en la no discriminación de este sector con capacidades intelectuales superiores.
Refirió que de acuerdo con un estudio elaborado por la institución y publicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), existe una desproporción de género en el número de niñas y niños detectados como superdotados.
Así, la niña con altas capacidades agregó que 80 por ciento de los casos detectados con sobredotación intelectual son hombres, en tanto que el 20 por ciento restante son mujeres, datos que –manifestó– evidencian que existe un factor de género que impide que las niñas superdotadas lleguen al proceso de detección de su nivel de inteligencia.

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