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México se vacuna contra las vacunas

Este es el último filtro, aquí los químicos, biólogos y otros especialistas no tienen derecho a equivocarse, pues lo que está en juego es la salud de los mexicanos.
Se trata de la Comisión de Control Analítico y Ampliación de Cobertura (CCAAC), que analiza vacunas, alimentos, medicamentos, cosméticos y otros productos de uso y consumo humano, para que las autoridades sanitarias puedan decidir si se autorizan o no, o si ya están en el mercado, retirarlos en caso de que representen un peligro.
Llamado antes Laboratorio Nacional de Salud Pública, tiene como misión generar resultados analíticos y dictámenes confiables que aporten evidencia técnica y científica para que las autoridades sanitarias puedan tomar decisiones para proteger a la población.
Así, más de 200 químicos, biólogos, técnicos en alimentos, ingenieros en biotecnología y veterinarios en esta comisión y su red de 32 laboratorios estatales más los privados que son terceros autorizados realizan al año 460 mil análisis de productos sujetos a control sanitario, 75 por ciento en agua y alimentos.
El resultado de su trabajo ha llevado a que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), de la cual forma parte, sea reconocida internacionalmente e incluso esté certificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para producir vacunas. Cuenta con un Laboratorio Nacional de Vacunas, único en México, autorizado para realizar el análisis de todas las inmunizaciones y productos biológicos que se aplican en el país, tanto en el sector público, como en el privado, también de otras naciones, resaltó Armida Zúñiga Estrada, responsable de esta área. “Una vacuna, por ejemplo, pasa por las cuatro áreas, las cuatro gerencias que tenemos en el laboratorio, porque aplicamos análisis para ver la potencia de la vacuna, si realmente lo que nos está diciendo el fabricante y lo que nos declaró en el expediente es la potencia que tiene ese biológico.
“Pasa por pruebas también para ver qué cantidad de metales tiene, porque no debe tener metales; también, si no contiene microorganismos porque pasó por un proceso que debe estar bien controlado y bien regulado.
“Aquí es donde vigilamos que todo el proceso previo que tuvo ese producto haya sido en las condiciones que marca la normatividad, para que no nos genere un riesgo sanitario”, subrayó Zúñiga Estrada.
Para evaluar las vacunas que se aplican en las semanas de Salud o en cualquier otro momento, se prueban en ratones que pertenecen al bioterio de este laboratorio nacional.
A sus casi 92 años de edad y 60 de servicio en el laboratorio, Gonzalo Alonso Colmenares expresó: “aquí tenemos un lema muy importante: no cometer errores que le causen problemas a la industria por falsos resultados, que pudieran ser negativos y haberlos reportado como positivos desde su punto de vista o alteración.
“No se puede proceder con malos resultados que pueden afectar a la población directamente por conceptos que hubiéramos analizado mal”, agregó.
Expresó que el personal de este lugar tiene que ser propositivo, porque eso ha hecho que México cuente con sus propias normas de salubridad, además de cumplir con los criterios internacionales.
Este año el Laboratorio Nacional celebró su 60 aniversario, aunque su origen se remonta a 1929, con el llamado Laboratorio Central de Análisis, que se ubicaba en la actual sede de la Secretaría de Salud en la capital mexicana.
Con el tiempo y la creciente demanda de análisis ya no sólo se analizaba el agua y alimentos, sino vacunas, productos de uso personal y de belleza, así como innovadores medicamentos.
Armida Zúñiga recordó que antes del ataque bioterrorista con ántrax en 2001, en Estados Unidos, los mecanismos de control de microorganismos en laboratorios y en general la bioseguridad y la biocustodia de las muestras eran prácticamente inexistentes.
Después de esos hechos, “los laboratorios, principalmente los nacionales, tuvimos la necesidad de convertirnos en agencias de seguridad nacional”.
Se analizan muestras del agua potable que llega por las redes municipales a los hogares, el agua envasada, las bebidas alcohólicas y de otro tipo, de medicamentos innovadores y genéricos, biotecnológicos, suplementos alimenticios, los llamados productos milagro y otros tantos más.
Los resultados no son sólo un informe de una prueba, se convierten en una evidencia científica para ver, por ejemplo, si un alcohol está adulterado o no, para saber si la vacuna cumple con todos los requisitos para garantizar calidad, seguridad y eficacia.
Esto para que las autoridades sanitarias puedan decidir si se autoriza o no tal o cual producto, o si ya está en el mercado, retirarlo en caso de que represente un peligro.
En grandes eventos deportivos como olimpiadas, Juegos Panamericanos, así como en movilizaciones masivas como las peregrinaciones, la Cofepris, a través de la CCAAC vigila que el agua, alimentos y medicamentos que reciben los participantes y turistas sean seguros y de calidad.

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