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Contaminación afecta salud neurológica de niños

Un tercio de los niños, adolescentes y adultos jóvenes clínicamente sanos en la zona metropolitana de la Ciudad de México, así como grandes ciudades de nuestro país, muestran déficit en el sistema del olfato y alto riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas asociadas con la contaminación, señala una investigación realizada por Lilian Calderón, especialista en neuropatología y neurotoxicología, e Investigadora de la Universidad del Valle de México y de la Universidad de Montana.
La investigadora explicó que “la contaminación del aire es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades neurodegenerativas, especialmente el Alzheimer y el Parkinson”.
La neuropatóloga y neurotoxicóloga explicó que esto se debe a que los habitantes de ciudades contaminadas están expuestos a concentraciones de partículas finas como las PM2.5 y ozono por encima de los Estándares Nacionales de Calidad Ambiental de Estados Unidos (NAAQS, por sus siglas en inglés), lo cual causa graves daños a los organelos celulares críticos en el sistema nervioso central.
En una investigación realizada en la capital del país, la especialista detectó que el daño al bulbo olfatorio en los residentes de las ciudades se genera tempranamente lo que predispone al Alzheimer y alteraciones en la proteína alfa sinucleina (que desempeña una función importante en el Parkinson).
Explicó que el bulbo olfatorio tiene conexiones con el sistema límbico, la amígdala y el hipocampo, por lo cual es un órgano complejo que nos pone en contacto con múltiples funciones cerebrales; por lo tanto, la alteración de este y del sistema olfatorio en general, afecta de forma considerable la comunicación adecuada entre los individuos.
Planteó que el contacto directo entre las neuronas, el bulbo olfatorio y el cerebro implican la inflamación del bulbo cuando entra las partículas que contienen endotoxinas y metales; como resultado se alteran los grupos celulares y la comunicación con el resto del cerebro.
Tiene la misma importancia la respuesta inflamatoria sistémica de los citadinos, pues la prolongación de la inflamación obliga al organismo a implementar una respuesta antiinflamatoria con resultados inmunosupresores a largo plazo, lo cual afecta al cerebro, al sistema olfatorio y al resto del organismo. El resultado final es el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas y cáncer.
La investigadora expuso que se sabe que la patología de enfermedades neurodegenerativas regularmente se asocia con edades avanzadas; sin embargo, en el entorno de exposiciones altas a contaminantes atmosféricos, los marcadores neuropatológicos de las enfermedades de Alzheimer y el Parkinson comienzan en edad pediátrica.
La especialista resaltó que para el Alzheimer y el Parkinson, las deficiencias olfativas se presentan de cinco a seis décadas antes de los respectivos cuadros clínicos de demencia y alteraciones motoras.
Derivado de estos hallazgos, Calderón Garcidueñas afirmó que es esencial que los padres estén conscientes de que es necesario proteger a los niños de las exposiciones prolongadas al medioambiente contaminado.
Asismismo, expertos vinculan a la polución con el aumento de casos de enfermedades respiratorias en niños y adolescentes en el país.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) coincidió en que las altas concentraciones de contaminantes vinculadas al uso de transportes, como el automóvil, generan problemas en los menores.

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