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Castillos de basura

En una vivienda de 110 metros cuadrados, donde don Juan reside, se han extraído casi 20 toneladas de basura, que a los ojos de los trabajaores de limpia de Morelia, representan sólo desechos, pero para don Juan constituyen sus recuerdos, sus tesoros.
Don Juan es un caso más del síndrome de Diógenes que, según el Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) lleva a quienes lo padecen a ver en los objetos más extravagantes apego desmesurado, lo que les impide desprenderse de ellos.
Don Juan se encuentra por motivos de trabajo fuera de su hogar, uno de sus familiares observa, con la nariz cubierta, cómo botellas, bolsas, tierra, ropa y zapatos viejos son retirados; el olor y el riesgo de la proliferación de fauna nociva condujo a los residentes de las viviendas aledañas a reportar el caso ante las autoridades.
De acuerdo con su familiar, luego de una pérdida personal, posiblemente la separación de su pareja, esto lo llevó a intentar compensar el vacío que experimentaba acumulando objetos, en un principio recuerdos, posteriormente basura para todos, menos para él.
Don Juan experimentará un malestar mayúsculo al retornar a su domicilio y no encontrar sus pertenencias, pero su familia admite que la situación en que vivía era insostenible.
De acuerdo con el INP, este síndrome consiste en la acumulación de desechos o cosas sin utilidad aparente, hasta ocupar la totalidad del espacio disponible en el hogar; el trastorno se genera por dificultad para categorizar los objetos y un extremo apego hacia éstos.
Alrededor de 250 mil personas en México, mayores de 65 años, están afectadas por este padecimiento, que se trata de una conducta de aislamiento comunicacional, ruptura de relaciones sociales, negligencia de necesidades básicas como higiene, alimentación, cuidados de salud, vestido, reclusión domiciliaria, rechazo de ayudas y negación de la situación patológica, que se presenta habitualmente en ancianos solitarios.
Por su lado, la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que este padecimiento afecta sobre todo a personas mayores. Las investigaciones psiquiátricas en torno de este síndrome de atesoramiento comenzaron a hacerse de forma especializada en el año 2000.
Lo que se sabe hasta ahora es que alrededor de dos por ciento de la población mundial lo padece, y podría tratarse de alteraciones genéticas o de neurodesarrollo.
Los mayores de 65 años suponen 18.2 por ciento de la población mexicana. Sin embargo, según las proyecciones del Inegi, pasarán a ser 40 por ciento en los próximos 15 años. Con el deterioro psíquico de la edad, los mayores sufren problemas sociales y sanitarios.
De ahí la importancia de establecer un diagnóstico claro para tratar estos trastornos, ya que son los que mantienen el síndrome.
Cabe señalar que, a pesar de considerarse una enfermedad propia de ancianos, algunos de sus síntomas pueden empezar a presentarse mucho tiempo antes.
Tan sólo en Morelia, Michoacán, en lo que va del año se han detectado entre seis y siete casos, refirió José Luis Gil Vázquez, secretario de Servicios Públicos.
Gil Vázquez mencionó que existen sanciones que se aplican a las personas que resguardan materiales de desecho en sitios no apropiados como viviendas, si bien en una primera intervención no se aplican estas penalizaciones, con el compromiso por parte de la familia del afectado de solicitar atención médica para él.
Y es que, de no contar con el acompañamiento psicológico o psiquiátrico, la posibilidad de reincidencia es elevada.

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