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Aumentarán turbulencias por CO2

Las turbulencias, suficientemente fuertes como para impulsar dentro de una cabina de avión a los pasajeros y los tripulantes que no lleven puesto el cinturón de seguridad, pueden llegar a ser dos o incluso tres veces más comunes debido al cambio climático.
Según un nuevo estudio de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, que se encarga de investigar el futuro de las turbulencias severas, éstas se incrementarán 149 por ciento con el paso del tiempo, a consecuencia del cambio climático.
El análisis muestra que fenómenos de este tipo pueden aumentar en los próximos años, como resultado del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
Los especialistas creen que el incremento es porque el cambio climático genera modificaciones de mayor intensidad en la dirección o la fuerza de las corrientes de viento bajo el flujo en chorro de la atmósfera.
Dichas alteraciones, que tienen un comportamiento inestables son una de las principales causas de las turbulencias.
Los expertos analizaron diversos tipos de turbulencias, según su nivel de fuerza, para investigar los cambios que pueden producirse en el futuro.
Los resultados del estudio arrojaron que la media de perturbaciones ligeras en la atmósfera aumentará en los próximos años 59 por ciento. Las cifras suben conforme lo hace también la fuerza de estos fenómenos.
En tanto, las turbulencias ligeras-moderadas se acrecentarán 75 por ciento, las moderadas 94 por ciento, las moderadas-severas harán lo propio en 127 por ciento y las severas ascenderán 149 por ciento.
Las baches aéreos normalmente ocurren cuando las aeronaves atraviesan concentraciones de aire áspero en el cielo. De acuerdo con el estudio, el cambio climático antropogénico —generado por las actividades contaminantes del hombre— intensifica las cizalladuras o cortantes del viento verticales (cambios inusitados en la velocidad de corrientes de aire) en las altitudes de crucero de los aviones, llegando a triplicar la prevalencia de turbulencias en condiciones despejadas.
De acuerdo con el director del estudio, Paul Williams, para la mayoría de pasajeros, una turbulencia ligera no es más que un molesto inconveniente, el cual reduce su nivel de comodidad, pero en las personas más nerviosas es motivo de angustia.
“Incluso para los viajeros más experimentados el aumento en 149 por ciento en las turbulencias severas es motivo de alarma”, dijo el científico.
“Nuestra principal prioridad de cara al futuro es investigar otras rutas de vuelo. Necesitamos saber la altitud y la dependencia estacional de esos cambios y analizar distintos modelos climáticos y escenarios de alerta para cuantificar la incertidumbre de esos cambios”, agregó.

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