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¿Persecución política?

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Así como en el nombre de la democracia se comete una serie de estupideces, también en nombre de la seguridad interior de un país se pueden decir y hacer declaraciones sin sustento y contra toda lógica. Después de las etapas de endurecimiento del aparato coercitivo del Estado mexicano de los años 70 del siglo XX, hemos pasado […]


Así como en el nombre de la democracia se comete una serie de estupideces, también en nombre de la seguridad interior de un país se pueden decir y hacer declaraciones sin sustento y contra toda lógica. Después de las etapas de endurecimiento del aparato coercitivo del Estado mexicano de los años 70 del siglo XX, hemos pasado a una serie de etapas donde las libertades se han ensanchado y los modos de hacer política desde las estructuras administrativas han cambiado radicalmente.
Lo único que no ha cambiado, y hay que decirlo con todas sus letras, es la forma en que muchos gobernantes disponen de los caudales públicos en su beneficio, mientras otros encontraron el camino para vivir y recorrer todo el territorio patrio con el dinero público aduciéndose líderes de fuerzas políticas que ellos mismos conforman para que se coloquen incondicionalmente a su servicio, y cuya mayor tarea es consolidar la ambición de alcanzar el poder por el poder mismo.
En este sistema político han cabido todas las expresiones y los dislates que los simples ciudadanos observamos todos los días. Don Ricardo Anaya decidió encarar a un agente del CISEN en una carretera, quien solamente le expuso que estaba siguiéndolo para registrar las actividades de su campaña política.
Cualquier trabajador del gobierno y por consecuencia cualquier político sabe muy bien las tareas que realiza el CISEN, pero al señor Anaya le dio por martirizarse.
Lo que no entendió es que con esa conducta estaba poniendo en peligro la integridad del agente que simplemente lo seguía porque seguramente estaba en su bitácora del día. Insisto, al hacer público el video que tomó un ayudante del señor Anaya, el trabajador de la dependencia destinado a reportar las actividades del candidato panista puede ser ahora blanco fácil no sólo de los adversarios políticos del régimen, sino de las bandas de narcotraficantes de la zona.
Muchos militantes del panismo salieron a hacer declaraciones en torno al caso, y los 419 alcaldes blanquiazules que conforman la Asociación Nacional de Alcaldes fueron más allá llamando a la Secretaría de Gobernación para evitar que las instituciones dedicadas a labores de inteligencia sean empleadas como herramienta de presión política. El problema es que una campaña por el poder está por encima de todo. El integrante del CISEN estaba haciendo exactamente lo que indicadores como él hacen todo los días, y no se trata de espiar, sino de reportar todo lo que ocurre en torno a la visita y recorridos por la zonas del señor Anaya.
Esa es la tarea diaria de los hombres y mujeres del CISEN que informan de todo lo que ocurre en todas las partes del país, apoyando con ello la toma de decisiones desde las estructuras de gobierno. En lo personal, conociendo profundamente las tareas de la institución, creo que Ricardo Anaya se extralimitó, y todo por posicionarse en el papel de víctima.
El indicador tendrá que ser cambiado de lugar porque de ahora en adelante su vida corre peligro, y la de su familia también. Así de simple. Al tiempo.
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