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Nicaragua: obispos no estarán en diálogo gobierno-oposición

MANAGUA (AP) — La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anunció el viernes que no participará como acompañante en el diálogo que desde hace diez días sostienen el gobierno de Daniel Ortega y la oposición con el fin de intentar resolver la crisis política que vive el país.

El cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la CEN, dijo que los obispos respondieron por escrito a las partes señalando que se abstendrán de participar como “testigos y acompañantes” pues “deben ser los laicos los que asuman directamente (…) las cosas temporales de la Nación”.

El gobierno de Ortega y la opositora Alianza Cívica, integrada por empresarios y delegados de la sociedad civil, habían invitado al nuncio apostólico en Managua, a la iglesia católica y a la evangélica, a ser “testigos y acompañantes” de la negociación.

“No estaremos presentes físicamente en el foro de negociaciones, pero acompañaremos como pastores en estos momentos cruciales de nuestra Patria” con oraciones y misión profética, señaló la CEN.

La salida de los obispos nicaragüenses de este nuevo proceso de diálogo podría generar ciertas suspicacias, ya que en el último año la Iglesia Católica ha sido un mediador clave.

La crisis en Nicaragua estalló el 18 de abril de 2018 con una protesta estudiantil que se multiplicó tras la violenta acción de la policía y los paramilitares. La situación dejó al menos 325 muertos y 2.000 heridos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El gobierno reconoció 198 muertos y otras ONG elevan la cifra hasta 545.

El nuncio apostólico Waldemar Sommertag y el cardenal Brenes habían asistido a las primeras sesiones del diálogo más reciente en calidad de “testigos”, condición muy distinta a la de mediadores, que es la que habían tenido en las frustradas conversaciones del año pasado.

La iglesia evangélica, considerada más cercana a Ortega, aún no ha comunicado su respuesta a la invitación para acompañar el proceso actual.

Días antes del anuncio de la conferencia episcopal, el obispo emérito Bernardo Hombach declaró a una radio local que la iglesia no se prestaría a una negociación maquillada.

“Cuando hay un diálogo abierto, sincero, un diálogo que quiere llevar a algo en bueno, entonces la conferencia Episcopal no puede negar su participación”, dijo el prelado. Pero agregó que la CEN no participaría “si (el dialogo) es una forma de ganar tiempo y si las condiciones no están dadas de poner los problemas reales sobre la mesa: los prisioneros, elecciones realmente abiertas y controladas, que no sean maleadas y que haya también libertades públicas para que uno pueda expresarse”.

De hecho, este nuevo proceso de negociaciones ha comenzado entre las esperanzas de unos y los recelos de otros, que temen que sólo sirva para dar oxígeno al presidente Ortega.

El gobierno está presionado por el agravamiento de la crisis económica, por las sanciones financieras aprobadas en el Congreso de Estados Unidos y por la amenaza de la Unión Europea de seguir una vía similar si Ortega no propicia una solución negociada al conflicto.

Las partes se sentaron frente a frente el pasado 27 de febrero pero hasta hoy sólo se han puesto de acuerdo en 16 puntos de una “hoja de ruta” con las reglas del juego para negociar. Los puntos de agenda todavía no han sido aprobados.

El político José Pallais, uno de los negociadores de la oposición, afirmó el viernes que las conversaciones avanzan lentamente y que el gobierno les compartió su agenda pero no puede ser revelada públicamente.

Su colega Mario Arana indicó que la próxima semana empezarán a ver los temas más importantes. “En algunos tópicos a nivel general hay coincidencias, pero todavía hay cosas que afinar”, señaló.

En días pasados, el obispo Abelardo Mata, secretario de la CEN, criticó a los negociadores nombrados por Ortega por ser personas “con un recorrido político poco transparente”. Sobre la delegación opositora, dijo que “no terminan de conformar una representatividad verdadera de todas las fuerzas vivas del pueblo”.

En su comunicado, emitido tras una jornada de oración y reflexión, los obispos dijeron que seguirán acompañando “al pueblo en sus sufrimientos y dolores, en sus esperanzas y alegrías” y que rezarán “para que Nicaragua encuentre cambios civilizados y justos para una solución pacífica en vista al bien común”.

“Esperamos que estas negociaciones tengan ese espíritu de búsqueda de la verdad y la justicia”, agregaron.

La Iglesia Católica es una de las instituciones más respetadas de Nicaragua y los ataques, incluso físicos, a sus templos y sus líderes, incluido el propio cardenal, por parte de paramilitares o afines al gobierno, provocaron algunas de las manifestaciones más multitudinarias del último año.

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