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Sociedad

Diez situaciones que odias del transporte

Por: Capital Michoacán
Una de las cosas más fastidiosas es usar el transporte público. CAPITALMEDIA te presenta 10 situaciones que seguramente has vivido en este arcaico sistema de traslado.

Tomas la combi a eso de las 2 de la tarde y tu traslado será prolongado, pero por si eso no fuera poco, se sube alguien con un olor desagradable; sin embargo, para la mala fortuna de los usuarios las ventanas se encuentran selladas.

Como auténticos animales que se dirigen al rastro, es muy común que en el transporte público los choferes llenen las combis con un sobrecupo de pasajeros, sin que se vean infraccionados por la autoridad, por lo que viajar se convierte en toda una odisea.

Con el mal humor de los choferes del transporte público, muchas veces el usuario termina pagando los platos rotos y es regañado por éste, ya sea porque no tiene cambio o simplemente porque con alguien tiene que desquitar.

El problema que enfrentan casi todas las rutas del transporte público es que tienen el tiempo checado, por lo que cualquier retraso puede generar que pisen el acelerador sin importar la integridad física de sus usuarios. Y ahí sí, la única recomendación es agarrarse de donde se pueda.

Aunque pagaste en tiempo y forma, el chofer demora en devolverte el cambio y aunque lo miras esperando que capte el mensaje, éste ni se inmuta, por lo que con toda la pena del mundo te toca alzar la voz para exigir tu dinero.

Una de las cosas peculiares que tiene el transporte público es que funge como confesionario y las personas suelen desahogarse sin importar quiénes estén presentes, por lo que te terminas enterando de la vida íntima de lo que en un inicio eran unos totales desconocidos.

Un clásico del transporte público es que aunque se tiene un pequeño espacio para sentarse, las señoras voluptuosas hacen todo por acomodarse y terminas siendo aplastado, o bien, prácticamente desplazado.

Pese a que es su obligación, los choferes suelen no cumplir con las rutas completas y sin importarles de la nada te dicen “hasta aquí llego”, por lo que te toca caminar a altas horas de la noche o buscar una opción distinta para poder llegar a tu destino.

Muchas de las unidades del transporte público no se han modernizado y hacen más ruido que una motocicleta, por lo que en cualquier momento pueden fallar y quedarse varadas en cualquier parte de la ciudad, y aunque te devuelven tu dinero, el retraso es inminente.

Sin embargo, no todo es malo, cuando ya es noche y no cuentas con el dinero suficiente para pagar un taxi, a lo lejos se aparece la unidad que te salva de vagar por la ciudad.

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