www.capitaledomex.com.mx

#HerenciadelMéxicoAntiguo Paquiliztli, el significado de la alegría

Carlos G. Alviso López
 

Las tribus náhuatl, solían incentivar las emociones, manejaban conceptos que hoy son parte de nosotros. A todo sentir le daban un simbolismo, estaban coaligados a alguna deidad, con esa dupla femenina y masculina que, por supuesto, influía en el cosmos como un todo que funcionaba por razones multifactoriales. Algo que a diario no se perdía […]


Las tribus náhuatl, solían incentivar las emociones, manejaban conceptos que hoy son parte de nosotros. A todo sentir le daban un simbolismo, estaban coaligados a alguna deidad, con esa dupla femenina y masculina que, por supuesto, influía en el cosmos como un todo que funcionaba por razones multifactoriales.

Algo que a diario no se perdía de vista era la alegría y todo lo que ésta significaba en el entorno de los seres vivos y a la que llamaban paquiliztli. Tenían festividades dedicadas a fomentar la alegría y todo lo englobado en ella como la risa, los abrazos, besos, caricias y apapachos.

Por cierto, la palabra apapacho, conocida en la actualidad, proviene del náhuatl que significa “abrazo al alma”. Continuando con el englobado de la alegría, los prehispánicos sabían que no sólo el cuerpo requería de estimulaciones físicas para obtener un grado de felicidad.

Era indispensable regocijar el alma también, con convivencia, amor y el fortalecimiento del núcleo familiar, en este último rubro, para los antiguos, el constituir una familia era la base del desarrollo y evolución como sociedad, por ello, cuidaban esa estructura como lo más sagrado en la Tierra.

Algunas ofrendas exaltaban la hermosura del corazón, en sentido figurado, la belleza física y toda la magnificencia del mundo natural. Arreglos de flores de múltiples colores y sinfín de aromas, textiles coloridos, piezas de joyería compuestas de obsidiana y en ocasiones sumamente especiales, ofrendas con conchas marinas.

Así, de esa manera se enaltecía la alegría o paquiliztli. En las fiestas los tambores, flautas y bailables, acompañaban la algarabía de las reuniones comunales, en las que se celebraban las cosechas, por ejemplo, o el nacimiento de un nuevo miembro de la familia.

Estos y más signos constituían la fraternidad de hombres y mujeres en tiempos prehispánicos, donde los gritos efusivos, las carcajadas prolongadas y estridentes invitaban al esparcimiento, haciendo del paquiliztli una herencia más del México antiguo.