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#HerenciadelMéxicoAntiguo Los regalos de Cinteotl

Carlos G. Alviso López
 

Cuando los hombres eran víctimas de la peor hambruna y la desolación, era casi lo único en que pensaban las personas, el hijo de Xochiquetzal, de nombre Cinteotl que significa Dios del Maíz, hizo un planteamiento para salvar la existencia de los antiguos mexicanos y decidió refugiarse bajo la tierra para que de su cuerpo […]


Cuando los hombres eran víctimas de la peor hambruna y la desolación, era casi lo único en que pensaban las personas, el hijo de Xochiquetzal, de nombre Cinteotl que significa Dios del Maíz, hizo un planteamiento para salvar la existencia de los antiguos mexicanos y decidió refugiarse bajo la tierra para que de su cuerpo surgieran varios sustentos.

Al estar concentrado para ayudar a la humanidad, de su cabello creció el algodón, con el cual confeccionaron algunas prendas y no sólo eso, sino también la comodidad llegó a las personas, pues lograron tener mayor resistencia al frío, por ejemplo, con la fabricación de muchos textiles que cobijaron a chicos y grandes. Así también, de una oreja fue el huauzontle, un manjar mexicano que en nuestros tiempos aún se come, a veces capeado, otras ocasiones bañado en salsa o algún jugoso caldo.

De sus dedos nacieron los camotes, alimento altamente nutritivo y clásico en el postre de las mesas mexicanas. De la nariz, Cinteotl dio el Chian que se bebe durante el verano, y de sus brazos, brotó otra suerte de maíz largo, es decir el trigo, cereal que sigue alimentando a los seres humanos.

Todos estos regalos para las personas, fueron dotados por Cinteotl, quien jamás volvió a subir al mundo exterior, quien con su sacrifico, de alguna manera y parte de él sigue estando entre nosotros, convertido en una variedad de alimentos, cuyos nutrientes no sólo ayudan al desarrollo físico, sino también nos fortalecen el espíritu y dicen los más viejos, que ayuda a ser más generosos.

Porque la bondad con la que esta deidad antepasada arriesgó su vida y sus días en la tierra para darnos sustento y terminar con los días aciagos que dominaban en Mesoamérica. Dicen los viejos que estamos en deuda con Cinteolt, porque nos dio todos estos productos, que hoy son una herencia del México antiguo.