www.capitaledomex.com.mx

#HerenciadelMéxicoAntiguo La serpiente de fuego que acabó con Coyolxauhqui

Carlos G. Alviso López
 

Siempre supimos que nuestros dioses estarían con nosotros, jamás lo dudaríamos, porque hasta en los momentos más aciagos su presencia la sentimos y sus favores los disfrutamos para vivir con dignidad. Así, de esos sentimientos emanados del pensamiento colectivo prehispánico se veneraba a quienes eran sus patrones y propios de la creación. Pero uno de […]


Siempre supimos que nuestros dioses estarían con nosotros, jamás lo dudaríamos, porque hasta en los momentos más aciagos su presencia la sentimos y sus favores los disfrutamos para vivir con dignidad.

Así, de esos sentimientos emanados del pensamiento colectivo prehispánico se veneraba a quienes eran sus patrones y propios de la creación. Pero uno de los más importantes era Huitzilopochtli, el colibrí izquierdo, amo de la guerra y lo beligerante, aquellas prácticas bélicas que eran la base política de los mexica.

Él tenía múltiples estratagemas, virtudes pero también armas letales, una de ellas, el xiuhcóatl, un filoso y puntiagudo cuchillo sagrado, cuya acción de ataque con este puñal era infalible, pues todo aquel que era degollado o atacado, moría.

Fue xiuhcóatl con el que Huitzilopochtli inmoló a su hermana Coyolxauhqui. Esta poderosa arma fue la que la desmembró sin piedad y ningún reparo. Con este hecho fatal, fue que se coronó como dios de la guerra.

De esta manera, a través del xihucóatl fue que Huitzilopochtli ocupó los mayores altares en el Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, fue a él a quien se encomendaron las huestes guerreras de los caballeros águila y los soldados jaguar, quienes nos legaron carácter y temple, siendo una herencia más del México antiguo.