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#HerenciadelMéxicoAntiguo La mortífera epidemia de viruela

Carlos G. Alviso López
 

Nuestros antepasados, dentro de sus arraigadas costumbres que dotan de identidad y pertenencia a nosotros como mexicanos, tenían a la higiene corporal como una concatenación de la pureza no sólo anatómica, sino de un componente integrado por espíritu y cuerpo. Los registros historiográficos documentan que el baño diario se volvió rutina y no era únicamente […]


Nuestros antepasados, dentro de sus arraigadas costumbres que dotan de identidad y pertenencia a nosotros como mexicanos, tenían a la higiene corporal como una concatenación de la pureza no sólo anatómica, sino de un componente integrado por espíritu y cuerpo.

Los registros historiográficos documentan que el baño diario se volvió rutina y no era únicamente placentero, llevaba connotaciones sagradas para mantener libre de energías perjudiciales al sitio único y personalizado que albergaba el alma de los individuos como seres universales.

Con la llegada de los europeos, el choque de culturas e idiosincrasias fue devastador para ciertos asuntos de la cotidianidad mesoamericana, tal es el caso de la salud en general, tanto emocional como corporal.

Un perverso virus, conocido popularmente como viruela, brotó por primera vez en 1518, afectando a la población de la entonces llamada isla La Española, que hoy ocupa el territorio de República Dominicana y Haití, que llevó a la penuria el progreso comunitario.

Una fiebre altísima y brotes o erupciones cutáneas, que se expanden en todo el cuerpo y cuya incomodidad era atroz, son las principales características y consecuencias de contraer la viruela.

Cuando Hernán Cortés llegó a Veracruz, para de ahí introducirse al centro de nuestro país y derrocar a las huestes de la Gran Tenochtitlan, alrededor del año 1520, se propagó una fuerte epidemia de viruela, arrebatándole la vida a cientos de mexicas y peninsulares.

Fue tanto el impacto, que entre las víctimas mortales estuvo el tlatoani Cuitláhuac, quien había sucedido a su hermano Moctezuma. Hay investigadores que coinciden, que ello fue una de las casuales de la caída del imperio Azteca, ya que muchos guerreros fallecieron a causa de. De ahí, que la multiplicación de hospitales y técnicas de la medicina herbolaria dedicara mayores esfuerzos a combatir los estragos de la viruela, proporcionando un cambio radical en los cuidados y la prevención de enfermedades como ésta que hoy, su antecedente es una herencia más del México antiguo.