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#HerenciadelMéxicoAntiguo La inteligencia del tlacuache y el fuego

Carlos G. Alviso López
 

Dicen que hay seres que carecen de algunas protecciones naturales. Comentan que esta circunstancia no los hace débiles, mucho menos los pone en desventaja ante los demás, por el contrario, los hace auténticos y únicos en el mundo de los mortales, pues las deidades los dotaron de otro tipo de aptitudes. Este es el caso […]


Dicen que hay seres que carecen de algunas protecciones naturales. Comentan que esta circunstancia no los hace débiles, mucho menos los pone en desventaja ante los demás, por el contrario, los hace auténticos y únicos en el mundo de los mortales, pues las deidades los dotaron de otro tipo de aptitudes.

Este es el caso del tlacuache, un animal que pudiera parecer expuesto a la depredación de los voraces y fieros contrincantes que sólo buscan saciar su instinto brutal, pero no malicioso sino más bien alimenticio.

El tlacuache fue designado para representar la sabiduría, la audacia e inteligencia. Es una alegoría de un carácter suspicaz, acertivo y meticuloso, ya que fue este pequeño marsupial endémico de Mesoamérica fue quien con valentía y valerosidad trajo el fuego a la humanidad y con él, muchos beneficios para ésta.

Las llamas son símbolo de fuerza, de templanza, de seguridad y sabiduría que se resumen en conocimientos. Es también la misteriosa esencia del cosmos, la protección de las estrellas y la luminosidad de la vía láctea. Con el fuego se combate y se da contrapeso a las maldades de lo sombrío y por supuesto, a la obscuridad.

La vida antes del fuego era compleja, abstracta y muchas ocasiones absurda. Había alimentos, vegetales, carne, pero sin éste no se podían cocinar ni asar. La penumbra reinaba en los hogares, los pueblos no podían ser más provechos en cuanto la oscuridad abatía sus actividades, todo esfuerzo era inútil y mermado al caer el sol.

Pero un buen día, al pasar la estrella brillante por el cielo, en su destello dejó caer una pequeña flama a la Tierra, la cual cayó muy cerca de la morada de una comunidad de tlacuaches. El más viejo de ellos en lugar de espantarse, se acercó a esta incandescente y flamígera pizca de la estrella.

Analizó rápidamente su potencial. Visualizó a futuro los beneficios que traería consigo el fuego a los seres humanos y lo llevó a los sabios de todo pueblo prehispánico, fue entonces que supieron usar su calor y así el fuego se convirtió en una herencia más del México antiguo.