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#HerenciadelMéxicoAntiguo La historia de un amor que nunca pudo ser

Carlos G. Alviso López
 

Hace siglos quedó grabado en el memorial de los mexicas una historia de desamor, un suceso que dio pie a eternizar una dedicatoria cruel. Resulta que un respetado sacerdote llamado Xinan, caminaba tranquilamente por una laguna situada en el cerro de los magueyes, es decir Metepec. Ahí habitaba libremente la diosa Tlanchana, de la cual […]


Hace siglos quedó grabado en el memorial de los mexicas una historia de desamor, un suceso que dio pie a eternizar una dedicatoria cruel. Resulta que un respetado sacerdote llamado Xinan, caminaba tranquilamente por una laguna situada en el cerro de los magueyes, es decir Metepec.

Ahí habitaba libremente la diosa Tlanchana, de la cual Xinan quedó perdidamente enamorado en el primer instante en que la observó. Era tal su hermosura, que sin pensarlo se despojó de sus atuendos y desnudo se introdujo a la laguna para quedarse a vivir para siempre con ella como muestra de su infinito amor.

No obstante, la Tlanchana se incomodó recibiéndolo con tajante rechazo y desacuerdo, fue tanto su enojo que con fuerza tomó a Xinan de una extremidad y lo arrojó sin piedad a varios kilómetros de la laguna. Xinan, devastado, decidió tomar una filosa punta de obsidiana con la cual partió en dos su pecho y se extrajo el corazón.

No podía con el dolor tan profundo de su alma y ya sin vida, su cuerpo comenzó a ser parte de la tierra, fue inexorable tal metamorfosis que de sus inertes restos surgió un monumental volcán, fue tan grande la desilusión apasionada que la sangre de su corazón se transformó en lava incandescente.

La Tlanchana al ver lo que había provocado su altivez y desdeño, arrepentida fue a intentar consolar a Xinan, pero era demasiado tarde, se había quitado la vida por despecho y tristeza. Las disculpas jamás surtieron efecto, ya que Xinan no se enteró del arrepentimiento que sufría la diosa.

Desconsolada, dicen, se refugió en soledad perenne dentro de las aguas del río Verdiguel en las inmediaciones de Toluca para llorar su destino y atenuar su culpa por haber perpetrado una historia trágica. A partir de ese entonces, portentoso se ve el Xinantécatl que en voz de los nahuas es Hombre Desnudo, quien atestigua esta leyenda hasta nuestros días. Hay quienes aseguran que es la misma Tlanchana que cada invierno hace nevar en él para calmar ese dolor y enfriar la sangre de Xinan convertida en lava, hay quienes dicen que esa es una herencia más del México antiguo.