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#HerenciadelMéxicoAntiguo El guerrero de más de dos metros de altura

Carlos G. Alviso López
 

Lo llamaban Tlahuicole, un enorme hombre, cuya fuerza se equiparaba a la de por lo menos diez hombres fornidos. Llevaba consigo un gran mazo que quienes lo vieron, aseguraban que su peso era de cien kilos. Las distintas tribus prehispánicas se peleaban entre sí por este grandioso soldado, ya que su codiciada fortaleza y su […]


Lo llamaban Tlahuicole, un enorme hombre, cuya fuerza se equiparaba a la de por lo menos diez hombres fornidos. Llevaba consigo un gran mazo que quienes lo vieron, aseguraban que su peso era de cien kilos.

Las distintas tribus prehispánicas se peleaban entre sí por este grandioso soldado, ya que su codiciada fortaleza y su imponente destreza en los campos de batalla darían a cualquier ejército muchas victorias para conquistar a los pueblos y expandir el poderío.

Tlahuicole era general de los tlaxcaltecas, leal a esta encomienda, rechazó un sinfín de proposiciones para comandar varios ejércitos, entre ellos despreció los ofrecimientos de las mexicas. Ante tal desaire, el gobernante Moctezuma, ofendido, ordenó apresarlo.

Durante veinte días lo persiguieron, pero eran tantas sus habilidades físicas que no podían atraparlo, hasta que en una ciénaga los mexicas construyeron una trampa donde fue capturado con vida, como ordenó Moctezuma.

Fue trasladado a la portentosa ciudad de Tenochtitlan, donde acudió rápidamente a su encuentro Moctezuma para ofrecerle disculpas por las peripecias que había pasado para ser aprehendido e insistirle con reiterada pleitesía, se hiciera cargo del ejército de  tenochcas.

Una vez más, la respuesta de Tlahuicole fue no, sin embargo, la insistencia de Moctezuma pudo convencerlo y fue así que urdieron la estrategia bélica para atacar y conquistar a los purépechas, saliendo cautelosos hacia la ciudad de Maravatío.

Después de varias semanas, los aztecas, liderados por Tlahuicole retornaron victoriosos, a lo que Moctezuma le pide nuevamente se quede de manera indefinida al frente de su ejército. Tlahuicole refrendó su lealtad a los tlaxcaltecas, Moctezuma ofendido lo manda matar con 28 guerreros, los más hábiles.

Tlahuicole mató a ocho y a los veinte restantes los dejó malheridos, no obstante los tlaxcaltecas se enteraron de su deshonra y le negaron volver a su lugar de origen, a lo que el enorme guerrero tuvo que pagar inmolándose y así poner en alto el honor y la lealtad a sus principios, valores que son una herencia más del México antiguo.