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#HerenciadelMéxicoAntiguo Cipactli: El cocodrilo solitario y divino

Carlos G. Alviso López
 

Antes de que el mundo fuera habitado, nada más existía Cipactli, el monstruo del planeta. Cuenta la leyenda nahua que Tezcatlipoca, el dios negro, representante de la muerte, la noche y su oscuridad, junto con Quetzalcóatl, deidad de la vida,  del día y su luz juntaron sus habilidades para crear la dualidad esperada para dar […]


Antes de que el mundo fuera habitado, nada más existía Cipactli, el monstruo del planeta. Cuenta la leyenda nahua que Tezcatlipoca, el dios negro, representante de la muerte, la noche y su oscuridad, junto con Quetzalcóatl, deidad de la vida,  del día y su luz juntaron sus habilidades para crear la dualidad esperada para dar a los hombres un sitio donde habitar.

Tezcatlipoca hundió su pie en el gran océano para atraer a Cipactli y sin poder reaccionar, le fue devorada la extremidad por esta enorme bestia, que se abalanzó sobre él de manera inmediata y furtiva, a pesar de ello, él y la serpiente emplumada lograron sujetar al cocodrilo Cipactli de su poderosa mandíbula para inmovilizarle esa feroz arma repleta de filosos colmillos.

Entre los dos lo extendieron, después de un buen rato de forcejear con su fuerza implacable para someterlo a un ritual sagrado y así convertirlo en la Tierra. Mencionan que algunas de sus escamas se transformaron en montañas, una alta, otras más bajas, pues eran de alturas disímiles, sus comisuras se volvieron un sinfín de estanques, lagos y lagunas.

Sus fosas nasales se transformaron en cuevas, su larga y ancha cola dio origen a una cordillera cuyos lados y punta marcarían una amplia región costera a la que el mar tocaría. Esta cola sería una península para dar entrada a los humanos a tener contacto con la flora y fauna marina.

Pero lo más importante de esta concreción tan elemental para la vida mesoamericana era repararle los agravios ocasionados a Cipactli por haberlo obligado a ser el piso firme donde se asentaría la humildad, ese terruño donde crecerían árboles, plantas, pasto, frutos en general. Ante ello con bondad, ambos dioses ordenaron que los seres humanos trascendieran con sus acciones, cuidando de Cipactli.

Durante siglos y al transcurrir los cinco soles, se han ido poblando los espacios del cuerpo de Cipactli, el cocodrilo que un día habitó solo el mundo, ese lagarto que dio cabida a los seres vivos, a las plantas, a los animales y a todo su entorno que hoy es herencia más del México antiguo.