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#Dobleces Traición en ciernes

 

La dirigencia del PRI en la Ciudad de México, encabezada por Israel Betanzos, es una mínima oficina de representación del partido tricolor. La renuncia del alcalde Adrián Ruvalcaba a su militancia, su ruptura con el frente opositor y el choque con el dirigente nacional priista Alejandro Moreno, son señales de alerta de una traición interna, […]


La dirigencia del PRI en la Ciudad de México, encabezada por Israel Betanzos, es una mínima oficina de representación del partido tricolor. La renuncia del alcalde Adrián Ruvalcaba a su militancia, su ruptura con el frente opositor y el choque con el dirigente nacional priista Alejandro Moreno, son señales de alerta de una traición interna, tolerada por el propio Betanzos rumbo a 2024.

El PRI en la capital del país se encuentra en un continuo desmantelamiento. Los comités delegacionales dejaron de ser la base de la estructura territorial y la fuga hacia el partido en el poder en la capital se normalizó. Ni el triunfo en 2021, le dieron a Betanzos suficiente motivación para recuperar el partido y sus bases en barrios y colonias de la ciudad.

Su estancia en el Congreso de la Ciudad de México y despachar en el ruinoso partido se volvieron una tarea farragosa en su agenda. Ahora, los resultados están a la vista, su dirigencia es nimia y su disgusto con los dirigentes del frente a nivel nacional es evidente. Además, no pudo sostener la precandidatura de Ruvalcaba y comenzó un doble juego.

Betanzos tiene un enojo con Jesús Zambrano, ya que fue desplazado del triunfo en Tlalpan con la alcaldesa Alfa González. Ya que la victoria en Tlalpan se lo adjudicó Zambrano por mucho tiempo, derivado del apego y simpatía de la alcaldesa Alfa González con el dirigente nacional perredista. Sin embargo, no fue un triunfo del PRD nacional. Se trató de una alianza bien estructurada entre partidos a nivel local que nació previa a la Alianza Va por México. Desde entonces Betanzo se encuentra incómodo con las decisiones a nivel nacional entre los tres partidos.

Sin embargo, su marcado pasado de la mano de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, es otro factor en contra que le impide tener cabida en otro partido que no sea el PRI, pero está dispuesto a negociar todo lo que esté en sus manos tanto con Alejandro Moreno como con Jesús Zambrano. Sin embargo, el restarle autoridad y evitar que metiera las manos en el proceso lo ubican como un liderazgo de relleno. Su debilidad en la toma de decisiones está marcada para el próximo año.

La debilidad lo exhibió como un dirigente de corto alcance para una elección tan compleja como la del año entrante, pues se elige un Jefe de Gobierno, 66 diputaciones locales, 16 alcaldías y sus respectivas concejalías, tampoco pudo cumplir a los militantes la unidad, el método de encuesta y debates para los aspirantes de la ciudad se le cayó. La agenda nacional lo rebasó y evitaron que tomara un papel protagónico y de negociación a manos llenas. Betanzos es todo lo opuesto a un dirigente.

El priismo en la capital se encuentra descabezado desde hace más de 25 años. Cada trienio desciende su presencia en la ciudad. Menos diputados, menos liderazgos jóvenes. Ahora, absorbido por el liderazgo nacional, Betanzos se achica y se refugia, ya que no cuenta con una estructura propia con poder para negociar ni para dirigir.