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#Dobleces Sin brújula

 

Formado en los gabinetes del priismo “aplanadora”, José Ángel Gurría, aspirante a la candidatura a la presidencia rumbo a 2024, se encuentra fuera de contexto político actual. Su reciente análisis, tras los comicios en el Estado de México y Coahuila, advierte de una derrota para el próximo año si no se conjuntan sociedad civil y […]


Formado en los gabinetes del priismo “aplanadora”, José Ángel Gurría, aspirante a la candidatura a la presidencia rumbo a 2024, se encuentra fuera de contexto político actual. Su reciente análisis, tras los comicios en el Estado de México y Coahuila, advierte de una derrota para el próximo año si no se conjuntan sociedad civil y partidos políticos para darle viabilidad a una propuesta de gobierno de coalición.

Sin embargo, su brújula política se encuentra extraviada, si bien la Constitución contempla el gobierno de coalición, lo que no hay son las leyes ordinarias que le den forma y contexto actual. También, promueve un impulso de la sociedad civil; sin embargo, desde hace muchas décadas, los partidos dejaron de hacer conexión con ésta. Su mismo pasado está desvinculado de la sociedad organizada y del ciudadano de a pie. En él aplica la frase de: “le sobran ambiciones, pero le falta calle”.

Su pasado de 33 años al servicio de los gobiernos priistas son un lastre para su carrera y para los mínimos números en las encuestas, en las que aparece frente a otros aspirantes. Lo sabe y reniega. Al grado de declararse aspirante ciudadano y descarta asumirse como aspirante emanado de las filas del PRI. Esa es otra contradicción que lo sume en cada paso.

José Ángel Gurría demanda, de cara a 2024, a una fórmula en la que los liderazgos “pongan a disposición de la ciudadanía opciones de futuro. Que puedan debatir y decidir entre un pasado que ya no resuelve o un futuro que tenemos de oportunidades”.

Aunque en la práctica, la política a ras de tierra no es lo suyo. Sus logros en materia económica son triunfos del pasado vinculados al PRI, partido del que se desliga. Aunque al mismo tiempo lo jala a ese polo del espectro político. Si se suman los 18 años fuera del contexto de la política mexicana al ser en ese periodo, el mandamás de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Gurría reduce su campo de acción. Los foros no son precampaña. Son ejercicios de reflexión a puerta cerrada. A eso está acostumbrado.

Su propuesta cimentada en retomar y enderezar el estado de Derecho, ir por una reforma fiscal progresiva y un llamado a la unidad nacional son los tres ejes de un proyecto para un país que la cuatroté deformó en poco tiempo. 

Darle a Gurría la candidatura presidencial es facilitarle al partido en el poder la campaña de golpeteo sobre un aspirante de escritorio y de girar sobre su imagen, al viejo priismo de los tecnócratas, de las crisis y del Fobaproa.

Su llamado y reuniones con los tres dirigentes de la alianza Va por México, Alejandro Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN) y Jesús Zambrano (PRD) son esa política de gabinete y cúpula. Incluso, los diálogos sostenidos con Dante Delgado se quedan cortos. A final de cuentas, el método de selección que se presentará no está diseñado para él. Reunirse en privado o en petit comité lo alejan de la calle y eso, no lo quiere admitir.

@imendozape