www.capitaledomex.com.mx

#Dobleces Relevo inexperto

 

Más allá de considerar si se trata de nepotismo, el nombramiento de Alejandro Encinas Nájera, como subsecretario de Comercio Exterior, sí es un acto de influyentismo y “cuatachismo”, como en antaño, derivado de los años de trabajo y complicidad entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el subsecretario, Alejandro Encinas Rodríguez. La salida de […]


Más allá de considerar si se trata de nepotismo, el nombramiento de Alejandro Encinas Nájera, como subsecretario de Comercio Exterior, sí es un acto de influyentismo y “cuatachismo”, como en antaño, derivado de los años de trabajo y complicidad entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el subsecretario, Alejandro Encinas Rodríguez.

La salida de la secretaria, Tatiana Clouthier, de la cartera de Economía, y posteriormente la renuncia involuntaria de Luz María de la Mora como subsecretaria de Comercio y con ello, de los abogados que llevaban los juicios en el extranjero, detonó, por parte de la cuatroté, en meter a una negociadora dura como es Raquel Buenrostro y seguir el mandato desde Palacio Nacional para negociar el T-MEC.

La salida de Clouthier no generó inquietud ante el principal socio comercial, a pesar de cruzarse en plena controversia comercial que enfrenta a México con Canadá y Estados Unidos por los términos del T-MEC para el sector automotriz y energético. A final de cuentas, la discusión y defensa es un tema técnico y era el que trabajaba de mejor manera la subsecretaria Luz María de la Mora, ya que ella era la subsecretaria fuerte y la que tenía este momento difícil, las consultas sobre la controversia con EU.

Sin embargo, los relevos en la secretaría de Economía trastocarán la negociación, ya que el nuevo subsecretario, Alejandro Encinas, carece de experiencia en materia de comercio exterior. Tiene una experiencia legislativa a trasmano, pero nada que ver con economía y comercio exterior. Lo sacaron de un área de la Secretaría del Trabajo y lo habilitaron para hacer frente a la negociación con Estados Unidos. A final de cuentas, si la renuncia de la subsecretaria ya era preocupante, la llegada de un personaje con desconocimiento de la materia debe ser mucho más para ambos gobiernos.

Y es que, lo que está en juego son sanciones que afectan a México, ya que Estados Unidos pone las sanciones contra el socio y eso es el punto complicado. Los cálculos estiman hasta en 260 mil millones de pesos, las cuotas compensatorias si México llega al panel de controversias. No se puede negociar con la bandera militante sino de operadores eficientes.

A este escenario crítico, se suma la entrada de la recta final del gobierno y abona a convertirse en elementos para una tormenta perfecta a final del sexenio, ya que al carecer de técnicos, el gobierno juega con la economía interna, la externa y relaciones comerciales. Ahí recae la responsabilidad del gobierno de la cuatroté. A ello se suma que no hay agenda a mediano plazo, reacciona a los humores desde Palacio Nacional y se prioriza la agenda de acumulación de poder y deja de lado tomar la temperatura a lo que ocurre en EU, el país está en recesión, tiene ocho puntos inflación y no va a disminuir y escenario complejo a lo que se enfrenta Raquel Buenrostro, al saltar del SAT a Economía.

Con los recientes movimientos, México pierde oportunidades de fortalecer pequeños y medianos empresarios en México. La situación a corto plazo está enrarecida y no es un tema en el que el canciller Marcelo Ebrard lo pueda destrabar.

Raquel Buenrostro es de mano dura. Tiene dureza, pero no está negociando con empresarios o fuerzas políticas. Es otra posición y si no se entiende la relación es fatal, ya que es enfrentarse a la mayor potencia mundial y al principal socio comercial que compra 80 por ciento de las importaciones.

Hay mil resortes para presionar al gobierno mexicano. El gobierno no puede negociar desde la visión elemental, con un equipo obediente, pero no capaz y que al final lo pague la sociedad.