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#Dobleces Monopolio electoral

 

En el reparto político-electoral confeccionado por la Alianza por México para los comicios de este año en el Estado de México y Coahuila, así rumbo a 2024, los dirigentes de los partidos, el panista Marko Cortés, Alejandro Moreno, del PRI, y el perredista Jesús Zambrano, le dieron la espalda a la sociedad civil. Ni impulso […]


En el reparto político-electoral confeccionado por la Alianza por México para los comicios de este año en el Estado de México y Coahuila, así rumbo a 2024, los dirigentes de los partidos, el panista Marko Cortés, Alejandro Moreno, del PRI, y el perredista Jesús Zambrano, le dieron la espalda a la sociedad civil. Ni impulso a una candidatura independiente o ciudadana se encuentra en su radar.

La añosa estructura piramidal de los partidos y así como el monopolio electoral domina la agenda de los integrantes de la alianza. En ese punto de inflexión solo tienen participación, las organizaciones civiles afines a Claudio X. González, que al mismo tiempo, son apéndices de los partidos políticos.

Según los cálculos de Alito Moreno y Marko Cortés, al dirigir los partidos con más fortalezas para enfrentar los próximos comicios excluyeron al PRD. Además, de ser el partido que en sus 34 años de existencia no pudo llegar a la Presidencia de la República. En buena medida por la dependencia caudillista bajo la que nació y las constantes guerras internas en las que vivieron, las diferentes facciones.

Lo que se pretende para revertir y romper el monopolio en la distribución de cargos, según los especialistas, es establecer un mecanismo abierto y democrático participativo de la sociedad civil, en la selección de candidatos para cargos de elección popular, incluida la presidencia del país. De lo contrario no se podrá hacer frente al avance de Morena.

Lo que está en juego es que los partidos ensanchen la coalición para escuchar la voz de los ciudadanos y tener alianza con ellos, de lo contrario calcan el esquema de la cuatroté de debilitamiento y exclusión de sectores sociales y solo mantener la clientela con la base de su voto duro.

Y es que, la importancia de la sociedad civil para los comicios estriba en que el camino para hacerle frente a Morena en 2024. Es tener un candidato emanado de las filas de la sociedad civil sin etiquetas partidistas. A final de cuentas, el verdadero rival de Morena y la cuatroté son las clases medias, los profesionistas, universitarios y empresarios. La oposición y los partidos deben ser solo el instrumento para fomentar un candidato con posibilidades amplias y alejado del poder partidista. A final de cuentas, los partidos van por triunfos y no por la propuesta ciudadana.

La creación de un frente amplio de organizaciones sociales y partidos debe de carecer decisiones cupulares de los partidos. La verticalidad no tiene cabida. La construcción de la democracia exige a los ciudadanos no ser solo espectadores.

El trabajo no es menor, es ir a contracorriente, aunque el electorado ya cambió desde la primera derrota presidencial del PRI en el 2000. La historia tampoco no repetirá un frente democrático como el encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas. Hay sectores sociales que tienen hartazgo por la narrativa de la polarización del país, pero la lucha actual no es por la democracia, esa es la gran diferencia a 1988.