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#Dobleces “Independiente” y violento

 

Con un capital político mínimo asentado en Oaxaca y con una deuda histórica y moral, a raíz de la desaparición de los eperristas Gabriel Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, el 25 de mayo de 2007, Ulises Ruiz Ortiz, exgobernador y ahora, candidato independiente a la Presidencia de la República, tiene reducidas posibilidades de aparecer en la […]


Con un capital político mínimo asentado en Oaxaca y con una deuda histórica y moral, a raíz de la desaparición de los eperristas Gabriel Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, el 25 de mayo de 2007, Ulises Ruiz Ortiz, exgobernador y ahora, candidato independiente a la Presidencia de la República, tiene reducidas posibilidades de aparecer en la boleta electoral en 2024.

Sus movimientos como político poco confiable y pasado turbio lo tienen en la mira. El primer reto de confiabilidad al que se enfrenta es comprobar el origen lícito de recursos con un tope de gastos de 42 millones 963 mil 333 pesos, recursos que deberán ser fiscalizados obligatoriamente por la autoridad electoral.

Su salida como priista careció de elegancia. Fue todo lo contrario. Sus ataques a la sede nacional y su molestia por haber quedado excluido del proceso interno para la renovación del PRI se convirtieron en parte de una imagen de político violento. Situación que se confirma con su paso como exgobernador en una época en la que aún utilizó la represión como parte de sus extensiones para el mandato. 

En su pasado, como gobernador de Oaxaca, aún pesan los actos represivos como fue el caso de la detención de los dos exintegrantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR) Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, en mayo de 2007.

En Oaxaca, durante su mandato, existió un grupo de la Policía Ministerial de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca conocido como FEPAR (Fuerza de reacción Inmediata) que se creó para la investigación de delitos cometidos por presuntos grupos guerrilleros y que tuvieran relación con movimientos políticos, el cual en mayo de 2007 era dirigido por el comandante Pedro Hernández. Subalterno del entonces procurador Evencio Nicolás y por la línea de mando también del exgobernador Ulises Ruiz. En ese caso se perpetró el abuso de autoridad, tortura y desaparición forzada. 

De acuerdo con las versiones de testigos oculares y las investigaciones el encargado del hotel “El Árbol”, comentó que unos militares entraron a detener a unas personas que tenían armas en su cuarto. Para el 26 de mayo el gobernador Ulises Ruiz, ya tenía información de que habían sido detenidos miembros destacados del EPR. Así tanto la procuraduría local encabezada por Evencio Nicolás y efectivos del Ejército hacían trabajo de contraespionaje tras la detención. Y el comandante Pedro Hernández se convirtió en el verdugo de los eperristas y un represor en fuga.

Y es que, Ulises Ruiz no está acostumbrado a hacer política con los ciudadanos. Lo suyo es la vida política dependiente de un partido, por ello es que se ve más complicado que alcance a ser un candidato presidencial independiente competitivo.

Ruiz Ortiz tiene un pasado altamente represivo. En la actualidad sus objetivos de ataque son el PRI y Morena y es el mismo lenguaje virulento. No es un político antisistema ni tiene una agenda alternativa, según algunos cercanos a él, su mayor problema es el resentimiento político guardado contra los partidos y eso no es ser antisistema es una estrategia de odios del pasado y un pasado violento.