La situación de la dirigencia nacional del PRI entre desbandadas de militantes que van desde las bases hasta cuadros como los senadores Miguel Ángel Osorio Chong y el ex gobernador Eruviel Ávila, no dista mucho que lo que se vive al interior del tricolor mexiquense, donde inexplicablemente no hay cambios, pues lejos de recurrir a la otrora efectiva “operación cicatriz” ahora que más la requieren, hacen exactamente lo contrario, están en plena “cacería de brujas”, sacando o haciendo a un lado a cuadros por la simple sospecha del vínculo político con algún ex dirigente estatal que, por cierto, si bien es cierto que no se le vio en campaña apoyando a Paulina Alejandra Del Moral, también es cierto que no simuló ni mucho menos operó en contra. Hasta aquí todo pareciera un simple ajuste de cuentas entre expresiones tricolores, pero “todo abona” a la desbandada, de la cual se fortalecen los partidos adversarios, principalmente Morena y PVEM (sobre todo este último dirigido por José Alberto Couttolenc Buentello), pues la mayoría de ellos fueron operadores electorales, que aunado a la información con la que cuentan para operar en territorio, saben por dónde y con quiénes ganar las elecciones, lo cual es oro molido para los ahora gobernantes, mientras el PRI aún dirime ante su presidente nacional quién habrá de ser el ungido. Y aún así, prevalece la imposición de los intereses personales o de grupo sobre el interés general del Revolucionario Institucional, por la simple razón de que quien llegue al CDE tendrá, en coordinación con el CEN, el control de las candidaturas para las elecciones concurrentes de 2024, en las que obviamente se podrán en los primerísimos lugares de las listas de candidatos a diputados locales y federales “plurinominales”, pues quienes vayan por mayoría relativa, tienen muy pocas posibilidades de ganar… Excelente jueves, raza…Comentarios y mentadas: [email protected]