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#Columna7 Adiós y bienvenida

Jorge Álvarez Colín
 

El ser humano a lo largo de su evolución ha identificado ciclos y ha adoptado procesos que le han permitido el orden en el mejoramiento de su vida. Los ciclos son una medida de tiempo que muchas veces no es cronometrada, sólo experimentada, pero en estos espacios entre el final y la llegada de algo […]


El ser humano a lo largo de su evolución ha identificado ciclos y ha adoptado procesos que le han permitido el orden en el mejoramiento de su vida.

Los ciclos son una medida de tiempo que muchas veces no es cronometrada, sólo experimentada, pero en estos espacios entre el final y la llegada de algo nuevo, que puede ser desconocido, soñado, esperado o simplemente especulativo, lo que define esta vivencia y mantiene la secuencia de la vida es la esperanza, ese sentimiento que alimenta el cambio y reaviva el sentido de prosperidad en las personas.

En ese proceso podríamos enmarcar toda la vida. Imaginemos que cada ciclo lo relacionamos con una actividad, encontraríamos la simple explicación de ser: La noche y el descanso, el día y su productividad, las estaciones del año que permiten roles de renovación en la naturaleza, y desde luego el ciclo anual, quizás el más referido, ese que al concluir se lleva mucho; bueno y malo, de lo malo lo que ya no es útil, lo que nos duele o agobia, aquello que nos infunde temor y no deseamos sea parte de nuestras vidas, también se van con él, agradables momentos que no queremos dejar y que convertimos en memorables  recuerdos con los que nos acompañamos y que juntos, unos con otros, equilibran nuestra existencia y se convierte sin sentirlo en eso que llamamos experiencia.

En este cierre de año, quisiera hacer una sugerencia respetuosa, no pensemos que el año se cierra con las últimas campanadas o con un  brindis por el adiós de esos momentos y el nacimiento de un nuevo día, les invito a pensar que el cierre de un ciclo, requiere de un proceso que no tiene duración específica y por el cual transitaríamos entre las siguientes fases; primero, tengamos gratitud por todo, eso nos llevará a una reconciliación y perdón que nos tendrá en armonía y paz, consecuentemente llegarán pensamientos sanos y buenos a transformar nuestra actitud, eso que en verdad nos hará crecer en lo individual y en lo colectivo, este debe ser el mejor ciclo que cotidianamente habría que personalizar. Bienvenido 2023.