El próximo 25 de noviembre conmemoraremos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, proclamado en 1999, por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.
La Organización de las Naciones Unidas, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”. Por increíble que parezca, hoy en día la violencia contra las mujeres, sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y persistentes. A nivel mundial, 35% de las mujeres ha experimentado alguna vez, violencia física o sexual, cada día 137 mujeres ven apagados sus sueños a manos de algún miembro de su propia familia.
En nuestro país lamentablemente, la historia no es distinta, los datos están ahí dolorosos y aterradores, de enero a agosto de este año, se contabilizaron 600 feminicidios ymil 905 homicidios dolosos contra mujeres, más de 10 mujeres todos los días. Sumado a eso, según datos del último informe del Secretariado Ejecutivo, en los primeros 8 meses del año se registraron más de 756 delitos de violencia familiar al día. Además de las417 mil 096 llamadas de emergencia por incidentes relacionados con violencia familiar. Respecto a las violencias sexuales contra mujeres, han sido reportados 15 mil 871 delitos de violación ¡65 diarias!
Aunado a esto, la eliminación de programas fundamentales y los graves recortes presupuestales a instituciones impulsoras del desarrollo y el empoderamiento femenino, han normalizado la violencia al grado de institucionalizarla. La terrible realidad que vivimos las mexicanas nos ha rebasado, nadie puede imaginarse el dolor, ni la impotencia de una denuncia ignorada en un país donde ser mujer pareciera sentencia de muerte, ante un muro de indiferencia que invisibiliza y minimiza el grito desesperado de quienes dan voz a quienes ya no pueden gritar.
Que este 25 de noviembre al mirarnos al espejo recordemos a Ingrid, Nayeli, Lidia, Lucero, Mónica y Cynthia, que la tristeza se transforme en un grito de esperanza que despierte nuestra capacidad de asombro, para de una vez por todas unirnos en una conciencia colectiva para salvar la vida de nuestras hermanas. ¡Ni una más! ¡Ni una menos!
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