Rosa María Mendoza, de 25 años de edad, es una de los miles de personas que ha sufrido asaltos en el transporte público en la zona oriente de Tlalnepantla. 

Ella narró su amarga experiencia para CAPITAL EDOMEX: “Me ocurrió hace cerca de un año, cuando iba saliendo del trabajo rumbo a la universidad. Me subí a un camión y según yo para ir más segura me senté en la primera fila, lo más cerca al conductor”.

“De lo cansada que estaba me dormí un poco y cuando abrí los ojos vi a una persona al fondo parada, pidiendo cosas. En mi mente pasó la idea de que era un vendedor, así que no tomé importancia y observé por dónde iba. El tiempo transcurrió tan rápido que de repente ya lo tenía de frente y me dijo el celular y dinero. Yo no entendí a la primera, en eso me saca la pistola y me vuelve a repetir el celular y dinero o chin…a tu madre”.

“Yo normalmente traigo un celular viejito para entregarlo si es que me asaltan y otro que es el que realmente ocupo, pero de los nervios le di el celular bueno. Poco después no sabía qué hacer y yo necesitaba hablarle a mi familia para comentarles que me habían robado el celular, por si les llegaban a hablar de mi teléfono”.

“Siempre tengo la costumbre de guardar 20 pesos en la funda del celular, 20 en el brasier, 20 en el pantalón, 20 en el calcetín y 20 en la cartera o lo justo para mis pasajes. Esto me ayudó para hablarle a mi familia de un teléfono público para decirles que ya había llegado e igualmente para mi pasaje de regreso”.

“Siento una gran impotencia cuando me subo al transporte público y pienso que seré nuevamente asaltada. ¿Qué por qué no denuncie?, pues porque solo es una pérdida de tiempo, sin que se dé con los responsables, ni se castigue a nadie”.