No somos la zona dorada de Metepec, los espacios en dónde escoltas o seguridad privada hacen el trabajo que le corresponde a la policía del municipio, somos los olvidados por la administración local, aquí nosotros, con nuestros recursos debemos hacer frente a la creciente delincuencia, ocasional y aquella que periódicamente nos roba. 

Farderas y farderos se dan vuelo robando en miscelaneas, en pequeños comercios familiares que apenas nos da para vivir. En los Izcalli Cuauhtémoc los atracos a comercios, a transeúntes, a vecinos, a casas o departamentos es una constante, pero además ni pensar en demandar -presentar la denuncia- pues más tardamos en ir a la Fiscalía de Justicia que los delincuentes nos hacen saber que estamos bien vigilados.

Se trata de un grupo de vecinos -cuya identidad se reserva a petición propia- por cuestiones de seguridad para sus familias, pues algunos dicen estar dispuestos a jugársela con tal de proteger a sus seres queridos ya que las autoridades encargadas de plano no hacen caso, no dan resultados y los han dejado a su suerte.

A plena luz del día, -dicen señalando una miscelánea- ayer robaron esa “tienda”, entró un sujeto y sin prisa, ni preocupación fue tomando de los estantes lo que se le ocurría para llevárselo. Otro más se quedó en la entrada con una arma de fuego escondida, pero evitando la entrada de más clientes o bien cuidando a la encargada para que no diera aviso a la policía o algún familiar.

Quienes están como encargadas o son trabajadores de las tiendas de conveniencia ya saben que no deben actuar de forma que asuste a los delincuentes porque los pueden lastimar o agredir exponiendo su vida. Los sujetos ya son muy conocidos en esta zona de Metepec.

Por desgracia, comenta otro de los vecinos, también ya estamos viendo a mujeres delinquiendo. Ellas entre la ropa sacan de las tiendas vinos, refrescos, todo lo que pueden y lo mismo lo hacen sin prisa alguna, ha llegado el momento, incluso, en que se han atrevido a regresar y llevarse más cosas.

Claro, atajó una de ellas, con las denuncias hemos presentado los videos -casi todos los negocios cuentan con cámaras de seguridad- pero misteriosamente los mismos terminan por perderse o sufren alguna avería de tal suerte, que al momento de presentar las pruebas ante el juez ya llegan alteradas.

Se han dado casos, insisten, en donde acabamos de presentar la denuncia correspondiente y a los minutos familiares de delincuentes llegan hasta nuestros domicilios a pedir que retiremos la demanda. Si no cedemos después van sus abogados a amenazarnos veladamente, recordarnos que tenemos más familiares, que dejamos solos a nuestros hijos al ir a trabajar o vamos a hacer nuestras cosas.

Por desgracia a este tipo de delitos, -robos a tiendas de conveniencia o familiares-  se han sumado otros más graves, la agresión a mujeres, las corretizas a adolescentes para despojarlos de sus mochilas, o de plano, personas vendiendo droga frente a todo mundo, acciones ya denunciadas, pero como se trata de los Izcalli Cuauhtémoc y no estamos a la vista de quienes vienen a Metepec, pues simplemente no nos hacen caso.