www.capitaledomex.com.mx

Celebran escenificación de la Batalla de Puebla en San Salvador Atenco

 

La representación es más que una simple recreación histórica; es una manera de honrar la memoria de sus ancestros


Las calles de San Salvador Atenco, resonaron con la voz de los comandantes zacapoaxtlas y franceses, instando a la acción: “¡Preparen, apunten, fuego!”, mientras hacían detonar los tradicionales cañoncitos de madera y llantas de acero cargados con pólvora, en la escenificación de la Batalla de Puebla.

Esta recreación de la cruenta batalla, sirvió como un recordatorio de las arraigadas tradiciones de los campesinos de Atenco, quienes, en un pueblo que logró detener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en sus tierras de cultivo, salieron a demostrar su orgullo y herencia cultural.

La jornada comenzó temprano con los pobladores vestidos como zacapoaxtlas y franceses, quienes, acompañados por una banda de viento, realizaron un tradicional recorrido por las calles del pueblo para recoger a sus generales “La Naca” y “Guadalupe La Chinaca”.

Una vez reunidos en la explanada principal, ambos bandos se enfrentaron por primera vez.

Los zacapoaxtlas, con pantalones de tela, sombreros de palma y machetes, exhibían una determinación feroz.

Mientras tanto, los franceses, con sus trajes rojo y azul, sombreros altos y armas de fuego, representaban la fuerza invasora.

El estruendo de los cañoncitos, llenó la atmósfera mientras ambos bandos se dirigían a la iglesia del pueblo para pedir protección divina antes de la batalla.

La confrontación culminó en el parque de Ahuehuetes, donde el sonido de los cañonazos y el ritmo de la chirimía marcaban el compás de un enfrentamiento intenso y enérgico.

Para los participantes, esta representación era más que una simple recreación histórica; era una manera de honrar la memoria de sus ancestros que lucharon en el ejército de oriente, contra los invasores franceses.

Era una forma de mantener viva la resistencia de sus tradiciones y su idioma náhuatl. Era un acto de orgullo y unidad en la preservación de su identidad cultural.

“Esta representación es una parte fundamental de nuestra historia y nuestra identidad como pueblo. Participar en estas tradiciones, es una manera de sanar el tejido social que se ha estado perdiendo”,

expresó Julio César Morales Ruiz, quien escenificó al comandante de los franceses.