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Opinion

TCL fast track de AMLO repetiría errores de CSG: entregar México

Apartir de la percepción de que López Obrador y Donald Trump son iguales, el candidato triunfador de las elecciones presidenciales mexicanas ya logró un arreglo funcional con la Casa Blanca, pero a costa de subordinar más a México de lo que lo había entregado Carlos Salinas de Gortari en la negociación 1990-1993 del Tratado de Comercio Libre.
Algunos datos se han colado a los medios: 1.- Un think tank de la comunidad académica-diplomática cuestionó que Héctor Vasconcelos hubiera sido designado canciller de López Obrador, y de pronto hubo cambio de señal y el secretario de Relaciones Exteriores será Marcelo Ebrard, amigo de Rudy Giuliani, abogado personal de Trump.
2.- Quizá por la comodidad de una próxima diplomacia pasiva y en repliegue, el canciller designado Ebrard se ha hecho cargo de la agenda del TCL directamente con la Casa Blanca, igual que lo hizo el canciller peñista Luis Videgaray. Este dato confirma que el Tratado es un asunto de seguridad nacional para ambas naciones, como lo fue en 1990-1993.
3.- La secretaria designada de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se posicionó del micrófono, dijo que iba a pacificar el país y anunció la legalización de todas las drogas; al día siguiente la vocera de la Casa Blanca dijo que Washington no lo permitiría; la nueva funcionaria fue congelada por abuso mediático e ingenuidad burocrática.
4.- La carta de López Obrador a Trump metió la agenda migratoria en la negociación y la respuesta de Trump fue contundente: no, porque la migración mexicana es ilegal. De un plumazo, Trump desactivó la agenda AMLO.
5.- A López Obrador le urge el Tratado antes de su toma de posesión y ya envío mensajes de que cederá a todo lo que el gobierno de Peña había dicho que no, pero la agenda de Trump es estratégica y ni así firmaría la nueva etapa.
El candidato triunfador va a repetir los errores de Salinas de Gortari: sacrificar los objetivos ideales del Tratado, a cambio de una firma rápida. El criterio es igual: aumentar exportaciones, aunque se pierda la oportunidad de usar el Tratado para una redefinición del modelo de desarrollo mexicano.
Los cuatro objetivos formales del TCL firmados por Salinas fueron claros: integración productiva, ventajas comparativas, aumentar competitividad y aumentar inversión extranjera; y el quinto no formal: generar en México más empleos. El TCL 1994-2018 ha fracasado en esas metas y ahora el candidato triunfador tampoco las usará como condición de negociación.
De acuerdo con el especialista Arnulfo R. Gómez, de la Universidad Anáhuac y quien mejor conoce las rendijas del Tratado, el asunto de las reglas de origen que López Obrador ya cedió es clave: evitar una descompensación en la participación por país, pues lo que se requiere es que el porcentaje regional de 62.5% suba 5% más. Igual que Salinas, López Obrador seguirá con el modelo de México como una república maquiladora sin aumento en la participación nacional en sus exportaciones y por tanto con una planta industrial mediocre.
El otro error de López Obrador también es similar al de Salinas: subordinar el Tratado a una relación estratégica de seguridad nacional estadounidense y no un Tratado que potencie el desarrollo con efectos en empleo y bienestar a partir de la soberanía del desarrollo.
Política para dummies: La política es como vender, no el producto.
Si yo fuera Maquiavelo: “En lo que se refiere a los súbditos, y a pesar de que no exista amenaza extranjera alguna, el príncipe ha de cuidar que no conspiren secretamente”.

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