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#OPINION #Dobleces STPRM se tiñe de guinda

A 86 años de existencia en el espectro de la vida gremial en el país, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), está a menos de un mes de sufrir una inflexión en su estructura interna y en la relación de poder político. Convertido en la moneda de cambio del exdirigente Carlos Romero Deschamps para pasarle el control a Morena y con una dirigencia impresentable en manos del diputado priista Manuel Limón Hernández, el sindicato petrolero está a punto de pasar a manos del partido en el poder.

Las versiones al interior del sindicato, y de las corrientes afines al obradorismo, las elecciones para renovar la dirigencia llegarán el próximo mes y las vigilará la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, a cargo de Luisa María Alcalde Luján. Sin embargo, otra señal de que el sindicato petrolero fue la moneda de cambio, es que recientemente la senadora morenista, Cecilia Sánchez se destapó como posible candidata a la dirigencia del sindicato petrolero, con el apoyo de las secciones 34 y 45 ya dio el paso de hacer públicas sus aspiraciones.

Ella se convirtió en la candidata oficial del partido en el poder que aspira a tener a uno de los sindicatos con mayor fuerza económica y política de su lado y con ello mantener la añosa diada entre partido-sindicato como fue durante los años de la dirigencia encabezada por Joaquín Hernández Galicia y el defenestrado Carlos Romero Deschamps en octubre de 2019 con el PRI.

Una vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiró línea en la mañanera y pidió, elecciones limpias y democráticas para elegir al nuevo dirigente del sindicato petrolero. Al menos nueve aspirantes, de distintas corrientes buscan llegar a ocupar el lugar que ocupa Limón Rojas. Sin embargo, el heredero del lugar de Carlos Romero Deschamps, tiene el nombramiento, pero carece de capacidad de negociación, pues al igual que al exlíder petrolero, la cúpula de la 4-T los desprecia.

De acuerdo con información pública jamás se reunieron Carlos Romero y el director de Pemex, Octavio Romero. Desde la ruptura se dieron visos de que serían los últimos días del dirigente petrolero que duró 26 años en el cargo.

La pérdida de privilegios sindicales y del poder económico y político que tuvo el STPRM de la mano del PRI comienzan a desvanecerse con suavidad. Ahora, será el partido en el poder el que tendrá el control del sindicato. Ya sea a través de la senadora Cecilia Sánchez o de alguna corriente activa dentro del sindicato afín a la cuatroté.

La entrega del sindicato es parte de un entramado y negociación de una facción de la 4-T interesada en que el proyecto de gobierno y la permanencia como partido en el poder comience por la repetición de fórmulas y estrategias, una de ellas es tener el control sindical y el mejor ejemplo de ello es tener a su favor a uno de los sindicatos con más recursos económicos y un capital político que está dispuesto a teñirse de guinda.

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