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Nuestra maldita impunidad

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Por: Vladimir Galena/ La Coyuntura


Poco antes de cumplir su mandato se presentaron innumerables peticiones solicitando información acerca de los trabajos de diseño, cálculos, las empresas, el costo y calidad de los materiales utilizados, y el valor total de los trabajos implementados para la construcción de los segundos pisos de la Ciudad de México. Antes que privilegiar la verdad y la transparencia, Andrés Manuel López Obrador decidió hacer una declaración de confidencialidad por más de 20 años, es decir, que los documentos fueron clasificados y no pueden consultarse hasta que prescriban los posibles delitos cometidos por el tabasqueño a causa de nuestra maldita impunidad.

La opacidad ha sido su mayor aliada ante el brutal gasto que realiza mes con mes sin que nadie pueda realizar una auditoría. La muestra del tamaño del miedo que le tienen los integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral la podemos encontrar en la sanción que impusieron a Rafael Moreno Valle por haber manifestado abiertamente sus aspiraciones de competir por la Presidencia de la República, y sin que osen tocar al tabasqueño ni siquiera con el pétalo de un extrañamiento público o una multa a causa de nuestra maldita impunidad.

Pero dejando de lado la maldita impunidad del tabasqueño, alguien debiera explicarnos ¿por qué la Cuenta Pública de 2002 de Vicente Fox sigue sin autorizarse?, ¿por qué después de comprobarse sus fechorías siguen libres entre otros Humberto Moreira, César Duarte, Roberto Borge, Juan Sabines, Rodrigo Medina, Marcelo Ebrard, Juan Manuel Oliva, y los actuales gobernadores en funciones como Arturo Núñez y Graco Ramírez? Y todo ello a causa de nuestra maldita impunidad.

Fosas clandestinas por todos lados, asesinatos a mansalva en todo el territorio nacional, maestros paralizando los servicios educativos, normalistas intentando descarrilar trenes, organizaciones sociales paralizando calles y oficinas, taxistas cerrando vialidades, jefes delegacionales y presidentes municipales hurtando descaradamente los fondos públicos, y en este país no pasa nada a causa de nuestra maldita impunidad.

México está enfermo, por eso es que permitimos que nuestros gobernantes nos sigan saqueando, hurtando, robando, o que la delincuencia siga manteniendo enormes territorios en los que ellos deciden la vida y obra de sus habitantes, y en su caso lo que tienen que pagar para no padecer la violencia. Si existen gobiernos paralelos en este país es a causa de nuestra maldita impunidad.

Este país se sigue degradando y está convirtiéndose en un infierno para muchos de sus habitantes que observan que no existe diferencia entre los ladrones y asesinos que pululan por todas partes, y los ladrones y asesinos que roban en los municipios y los estados. Tan criminales los unos como los otros, porque no hay diferencia cuando los integrantes de ambos bandos se asocian para cometer delitos. La única diferencia es que los segundos aparte de ladrones son gobernantes. Al tiempo.