Por lo que sea, por coincidencia, morbo, plática o por casualidad pero en las últimas horas, quizás días, nos hemos centrado en el tema de “el monstruo de Ecatepec”, Juan Carlos “N” y Patricia “N”, una pareja de antropófagos que en sus ratos de ocio se dedicaban, entre otras cosas, a ser basureros, no sé si pepenadores también sea lo correcto…Con las declaraciones ante la autoridad competente nos han dejado en claro los grados que un ser humano puede alcanzar para, hacer de actos de pavor, de horror, de enojo, una actividad casi normal, vaya, hasta cotidiana…Qué tal la naturalidad con la que Patricia, esposa de Juan Carlos, habla de sacar de un muslo humano, cuatro bisteces para hacer una carnita asada. Sazonarlos y comerlos con su pareja sin el mínimo asomo de remordimiento…Hacer lo que hicieron no es algo que se improvise, por lo menos así lo avalan algunos criminólogos. Se aprovechan sí los momentos, pero es algo con lo cual se vive, algo que incluso llega a convertirse en una necesidad; insisto, algo cotidiano. Algo tan habitual que no llamó la atención el actuar de esta pareja, tan común, que Patricia sabía el momento exacto en que debería dejar la casa con sus hijos para que no se enteraran de lo que estaba pasando. Ya seguiremos platicando de esto.

La rabadilla del Pollo

Pollos en el tejado, me dicen que vecinos de la escuela de Bellas Artes en la capital, Isabel la Católica, también están padeciendo los escombros que dejan el fin de semana trabajadores, suponen, de gas natural…Alado, llegan y abren la banqueta, el arroyo de circulación y ya, se van muy tranquilos a disfrutar su fin de semana, pero dejan un tiradero que ni te imaginas. Por supuesto se les cuestionó al respecto y sólo alguno se dignó a decir que más tarde vendrían por el escombro. Claro esto no sucedió nunca. Así se aventaron viernes, sábado, domingo y parte del lunes, con la calle llena de escombro. Y si a eso le sumas las lluvias, pues ni te cuento…Cierro pico. Shalom.