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Opinion

La candidatura independiente

Mucho se habla de los posibles candidatos que desde la sociedad civil pudieran surgir para competir en 2018 por la Presidencia de la República. Hasta hace unos días el más avanzado de ellos era Jorge Castañeda, pero finalmente prefirió declinar sus aspiraciones para apoyar abiertamente al senador Armando Ríos Piter, quien militaba en el Partido de la Revolución Democrática.
Quizá Ríos Piter sea de los pocos que verdaderamente puede representar una izquierda de avanzada en el país.
No se trata de aspirar a una candidatura simplemente por una ocurrencia o por las complicidades del poder, porque de ser así hace tiempo hubiera sido gobernador de Guerrero.
Armando Ríos Piter recibió la instrucción de la Dirigencia Nacional del PRD para que se pusiera de acuerdo con Ángel Aguirre Rivero y su candidatura a gobernador transitara de la forma más tersa después de los acontecimientos que derivaron en la desaparición y muerte de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Desde luego que la negativa del joven senador a ponerse de acuerdo con el señor Aguirre impidió que pudiera ser postulado y por consecuencia elegido gobernador, ya que es un hombre muy apreciado por sus paisanos. La congruencia se colocó por encima de los intereses bastardos de quienes buscaban darle otro rumbo a la tragedia. Finalmente, prefirió seguir como senador y pasar a integrar el Congreso Constituyente de la Ciudad de México.
Tampoco se trata de que Ríos Piter intente repetir la hazaña de Emmanuel Macron en Francia, pero no es descabellado pensar que pudiera conformar un amplio frente de hombres y mujeres que lleven a cabo esa transición que tanta falta le hace a este país. El autoritarismo manifiesto de Andrés Manuel López Obrador al exigir a los partidos de la izquierda mexicana que declinaran incondicionalmente por los candidatos de Morena, lo alejó de la posibilidad de conformar un frente de izquierdas contra derechas.
La declinación de Jorge Castañeda en favor del Senador Ríos Piter puede propiciar un espacio de negociación para que las voces que han clamado un cambio de régimen por el agotamiento del modelo presidencialista mexicano se unan en un proyecto común, y puede ser el inicio de un gran movimiento al que se unan las expresiones de la sociedad civil. El monopolio de los partidos políticos parece llegar a su fin como ha ocurrido en otras latitudes.
Si Armando Ríos Piter logra concitar las voluntades del grupo que han integrado Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Cevallos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, la oportunidad pudiera presentarse, ya que un cambio de régimen es posible si es favorable el entorno internacional, si existe debilidad en el bloque gobernante y surge una nueva coalición capaz de unir lo diverso para trazar un destino común. Se antoja difícil, pero no imposible. Al tiempo.
Vladimir.galeana@gmail.com

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