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Opinion

Indicador Político

CARLOS RAMÍREZ

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@carlosramirezh

Los cambios en la Secretaria mexicana de Relaciones Exteriores pudieran ser una jugada de dos bandas: colaborar con la campaña de Hillary Clinton para la Casa Blanca en noviembre de 2016 y de paso colocar nuevas piezas para el proceso presidencial mexicano en el PRI de 2018.

El problema en el primer punto radica en que México pudiera estar cometiendo un error geoestratégico al meterse en el proceso estadounidense que tiene su propia lógica política y de poder, al caer en la trampa de un posicionamiento sobre el tema de los migrantes pero de confrontación con el lenguaje belicoso del precandidato puntero de los republicanos Donald Trump.

El problema más grave radica en un dato con poca reflexión en Mexico: los migrantes mexicanos en EU deben ser defendidos pero no sólo de los republicanos sino de los demócratas y sobre todo de la política migratoria tramposa del presidente Barack Obama, en cuya administración se han multiplicado las deportaciones y las represiones.

Los nombramientos en la cancillería tocan cuando menos tres puntos clave: migración, comercio y lobby. El nuevo embajador Carlos Manuel Sada Solana fue una pieza muy importante en Canadá en la negociación del tratado salinista de comercio libre que aparece zarandeado por Trump y su tarea consular destacó por la defensa de las comunidades migrantes en los Estados Unidos. El ahora exembajador Miguel Basáñez tenía una formación más de política estratégica. El cambio revela las prioridades de TCL y migración por el acoso de Trump.

El nuevo subsecretario de asuntos del Norte, Juan Paulo Carreño King, se formó con Carlos Salinas de Gortari e inclusive fue el corrector del libro de memorias del expresidente, México: un camino difícil a la modernidad. Su tarea actual se desarrolló en materia de imagen, relaciones públicas y posicionamiento de México. Por tanto, meterá la a cancillería en un espacio de lobby político ante la comunidad del poder de Washington.

En ambos casos habría un segundo pensamiento: la posibilidad de que la canciller Claudia Ruiz Massieu Salinas logre escalar posiciones en el ranking de aspirantes a la candidatura presidencial del PRI para el 2018.

En este sentido, el avance de Trump en las primarias podría ser el motivo o, en todo caso y todo es posible, el pretexto. En 1992 Salinas de Gortari se equivocó en su perspectiva de las elecciones presidenciales porque le apostó a la reelección del republicano George Bush padre pero al final ganó el demócrata William Clinton. Bastante trabajo político le costó a Salinas desandar su equivocación política, pero al final Clinton logró sacar adelante el tratado en noviembre de 1993.

En el escenario electoral de los EE.UU. aparecen los republicanos Trump y Ted Cruz, pero del otro lado avanza con dificultades Hillary Clinton, esposa de William Clinton. Y si bien es cierto que las relaciones comerciales México-EE.-UU. se rigen por la lógica del dinero, México podría estar apostando a la victoria de los Clinton. Y de paso, el escenario de Hillary como presidenta de los EE.UU. provocaría un mensaje para una contraparte femenina en México.

El problema es que los cambios en la cancillería podrían estar siendo leídos en los cuarteles republicanos como un involucramiento de México y se habría de pagar un alto costo si el próximo presidente fuera Trump o Cruz, los dos piezas del radicalismo racial estadunidense. Atacar desde ahora a los republicanos con una trinchera diplomática podría tener un costo más alto si Hillary no gana la candidatura.

Política para dummies: La política es el arte de engañar a los ciudadanos siempre con la misma mentira.

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