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Opinion

Indicador Político

Veracruz: Salinas, crimen y Oaxaca y Puebla en 2010

CARLOS RAMÍREZ

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carlosramirezh@hotmail.com
@carlosramirezh

A partir de la decisión de pagar todos los costos políticos para mantener al gobernador Javier Duarte en el cargo —incluyendo la derrota del PRI—, la estrategia electoral veracruzana ha comenzado a tomar medidas desesperadas que en nada va a cambiar el estado de ánimo irritado de los veracruzanos contra el gobierno saliente.

Dos medidas fueron urgentes.

1.- El expresidente Carlos Salinas de Gortari —renovado en su fuerza política después de presidir la fiesta de cumpleaños del jefe Diego Fernández de Cevallos y la plutocracia del salinismo— parece regresar a la política activa: la esposa de su exoperador y exgobernador Patricio Chirinos Calero se acaba de incorporar a la campaña priísta estatal, sin entender que Chirinos siempre fue un fuereño y que en su administración el verdadero gobernador fue su secretario general Miguel Angel Yunes Linares, hoy fuerte candidato de la alianza PAN-PRD.

2.- El regreso de Alberto Silva a la oficina de comunicación estatal se realizó demasiado tarde y sin entender que el problema del gobernado Duarte no es de imagen política sino de conducta política y de gestión de crisis de gobierno. Lo que a los políticos les cuesta trabajo entender es que la comunicación política sólo sirve si va amarrada a la acción política porque los jefes de prensa no son magos para fabricar consensos donde sólo ha habido confrontaciones. Como Duarte no cambia sus comportamientos políticos, de nada le servirá otro jefe de prensa. Los verdaderos problemas de Duarte son otros:

—Su crisis de comunicación es producto de su mala relación con los medios locales y su desdén hacia el problema de seguridad de la prensa. Es decir, no de publicidad sino de actitud.

Su desprecio a la prensa pagará facturas políticas.

—Y su problema no es de imagen personal sino de política de seguridad: su secretario de seguridad pública y su procurador metieron a Veracruz en una catástrofe de seguridad que está hundiendo al gobernador y al candidato priísta Yunes en las complicidades criminales. En redes sociales, Duarte y el priísta Yunes son la continuidad de una administración responsable de la inseguridad.

Veracruz es el estado más explosivo de los que van a renovar gobernadores.

Y el escenario es conocido. La pérdida de gubernaturas del PRI ha respondido a situaciones en que el estado de ánimo social es potenciado por las actitudes de desprecio de los gobernantes y un desinterés del PRI nacional. Los escándalos de seguridad en Veracruz han escalado niveles internacionales y ya causan desprestigio al gobierno federal.

Así, el fantasma del 2010 ya se pasea por el malecón del Puerto. La crisis de liderazgo social de los gobernadores Mario Marín en Puebla y Ulises Ruiz en Oaxaca, una alianza opositora que recogió repudios populares y un alejamiento del PRI nacional, llevaron a la alternancia. En los hechos, Duarte se encuentra en la misma situación que Puebla y Oaxaca del 2010.

En los pasillos del poder se ha advertido un dato adicional: el desgano del PRI nacional respecto a Veracruz responde a la necedad del gobernador de no hacer política sino tomarlo todo a chunga, con la circunstancia agravante de que el candidato priista Héctor Yunes ya no romperá con el gobernador saliente dejando la impresión de que es un intendente circunstancial que representa en las elecciones los intereses de Duarte.

Política para dummies: La política es el arte de culpar los demás de los errores propios, y aportar las pruebas conducentes para probarlo… y seguir como si nada.

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