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En este último martes del 2016, nos encontramos frente a un nuevo año que traerá retos importantes para México y para el mundo. Ante las convulsiones políticas que tuvimos y las dinámicas diplomáticas que se establecerán derivadas de ellas, hay algo de lo que podemos estar seguros: hemos logrado superar obstáculos en el pasado gracias a nuestra unión y al trabajo en equipo, y por ello hacia adelante debemos sostenernos en la generosidad.

Durante los casi dos años que he podido compartir mis experiencias del servicio público en este espacio, he podido aprender que los números e indicadores tienen sentido cuando se traducen en mayor bienestar para una persona; ahí es cuando la política pública transforma la realidad de una familia y podemos hablar de verdadero progreso. Al final, la solidaridad en lo público significa direccionar las herramientas disponibles para impactar positivamente la vida de los demás, pero también darnos cuenta de que cada uno de nosotros puede hacer la diferencia.

En materia social, me es grato decir que todos los días, en alguna comunidad no muy lejana a donde estamos, alguien está trabajando y compartiendo de su tiempo para ayudar a los demás. Como bien lo ha comentado el Secretario Miranda Nava, los dueños de los programas son hoy los ciudadanos, y gracias a ello, los beneficios de la política social llegan más lejos.

Esta experiencia deberá guiar no solamente las acciones de desarrollo social, sino lo relativo al quehacer público. Los problemas que enfrentamos requieren de una coordinación cada vez más sólida entre el gobierno y la ciudadanía, y si algo podemos aprender de la operación de las estrategias contra la pobreza, es que al apoyarnos en los demás, podemos lograr más y mejores cosas.

Nuestro Dato: Más de medio millón de personas comen sano, variado y suficiente todos los días gracias al apoyo de ciudadanas y ciudadanos en el Programa de Comedores Comunitarios.

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