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El Pico del Pollo

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Alfredo Albíter Sánchez La nueva Ley Cuando se habla de una Ley o un impuesto o algo similar, le podrás poner colores, luces o palabras muy suaves pero finalmente sabes que lo perfectible termina siendo imperfectible para alguno de los lados, regularmente para quien es el receptor u obligado de acatar…Claro que me refiero a […]


Alfredo Albíter Sánchez

La nueva Ley

Cuando se habla de una Ley o un impuesto o algo similar, le podrás poner colores, luces o palabras muy suaves pero finalmente sabes que lo perfectible termina siendo imperfectible para alguno de los lados, regularmente para quien es el receptor u obligado de acatar…Claro que me refiero a la iniciativa que en breve presentará la Secretaría de Hacienda para cambiar, reformar, adicionar y “enchular” la Ley de Disciplina Financiera para los Estados Federados y Municipios, así de largo es el título, para nada es invención de este alado. Bueno, esta intención lleva como fin el que se mejore la gestión financiera y la planeación fiscal de las entidades invocadas…Por lo menos lo que este emplumado interpreta con esas líneas son dos cosas: la primera que ahora sí llegaron quienes saben y se fueron los que no. La segunda es que los administradores de esas jerarquías andan como que muy sueltos y pues se les acaba de acabar…Eso, de nuevo según yo, puede presentarse a la interpretación como lo siguiente; “una iniciativa que fortalezca el monitoreo y readecúe, para bien los elementos de planeación financiera, gestión y fiscal”…Entiendo pues que habrá más vigilancia, más candados y más policías para los policías de los policías, porque claro los últimos no confían en los penúltimos ni en los antepenúltimos y así…Entiendo que en estos momentos, cuando las cosas van tan de prisa es necesario contar con los elementos necesarios de control, vigilancia y más, pero aunque nos lo digan recitando, cuando la medicina es amarga, gestos haremos.

La rabadilla del Pollo

Pollos en el tejado me dicen que se podría trabajar en un reglamento que ponga en orden ferias callejeras, pues el número de lesionados o desgracias mayores no tienen seguimiento y en la gran mayoría de las ocasiones terminan como una leyenda urbana más…Es cierto, todo mundo les cobra, autoriza o exige, pero como es una desgraciada normalidad, quien termina pagando todo ese camino es la ciudadanía, usuarios y en ellos van incluidas todas las edades…Shalom…Mi correo es: alfredo.albiter@capitalmedia.mx