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Opinion

El desatino de Margarita

Por: Vladimir Galeana
Ser candidata presidencial en los tiempos que vivimos no es fácil, y menos en un país tan machista como México. Pero intentar serlo cuando se es esposa de alguien que detentó el poder y lo ejerció y asumió con brutales yerros y un sinnúmero de excesos, es peor.
El escollo que significaba ser mujer para competir ya no lo es tanto, aunque sigamos siendo machistas y tengamos un régimen político y de gobierno donde se sigue pensando que el poder es cosa de hombres.
Margarita Zavala anunció mediante un video difundido en Twitter que sus aspiraciones presidenciales siguen intactas y que, para solventar los problemas de inseguridad que desde hace tiempo se arraigaron ente nosotros, ha propuesto la creación de un Sistema Nacional de Policía para homologar las condiciones laborales de los cuerpos policiacos en el país. También señaló que la medida permitirá que la Policía Federal cuente con más integrantes y capacidades, pero también con mejor equipo, entrenamiento y profesionalización.
También mencionó que la seguridad no se resuelve con buenas intenciones, como las de López Obrador, ni evitando hablar del tema, como lo ha hecho el PRI. De paso, propuso la creación de la Secretaría General Ciudadana para rescatar al gobierno y ponerlo al servicio de los ciudadanos, y la implementación de políticas públicas basadas en evidencia y bajo el escrutinio de la sociedad civil. Finalmente se refirió a la necesidad de políticas de prevención del delito y la desaparición del Pronapred.
Por principio de cuentas hay que señalar que la propuesta seguramente la diseñó el señor Felipe Calderón Hinojosa, quien durante su mandato mostró y demostró su vocación policial al declarar una guerra al crimen organizado para la cual no estábamos preparados. Claro que el problema de seguridad no se resuelve con buenas intenciones, pero tampoco incrementando la nómina policial sin antes pasar por el diseño de políticas de prevención a la par que diagnósticos certeros acerca del origen delincuencial.
Estamos hablando de un problema eminentemente social antes que policial, porque esa delincuencia tiene mucho que ver con las precariedades existentes en muchas regiones del país, y las disparidades sociales ante la gran acumulación de capitales de unos cuantos y la miseria de más de veinte millones de personas que se encuentran en la pobreza alimentaria. Y me refiero a esos que comen una o dos veces al día y que hasta ahora seguimos manteniendo en esa condición.
Desconozco la causa que haya orillado a Margarita Zavala a intentar salir antes que los demás, pero una propuesta eminentemente policial es un yerro brutal.
No es castigando y encarcelando personas como vamos a erradicar esa maldita pobreza que carcome el alma del país. Los orígenes están en esa disparidad social y en la falta de un proyecto de gobierno encaminado a distribuir de forma más equitativa el ingreso. Las políticas de prevención resultan inútiles si no existe la política de mitigación del hambre. Así de simple.

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