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Opinion

#Dobleces Piedra ya no es útil

Para la segunda versión de la cuatroté, ya no es útil la lucha de Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Su llegada a la comisión en 2019, fue un pago a la deuda histórica existente con los grupos políticos y sociales pisoteados, torturados y aniquilados por el Estado en la llamada “guerra sucia”. Ella como personaje prominente en el tema fue empoderada; sin embargo, ahora, con el meteórico ascenso al plano político, de Omar García Harfuch, la posibilidad de su reelección para el próximo año se disuelve. Ambos representan historias antagónicas del periodo de la “guerra sucia”.

La reelección de Piedra Ibarra para 2024, tiene nubarrones. No solo por el desaseo administrativo interno y el tortuguismo en las recomendaciones, propiciado por los intereses políticos del secretario Ejecutivo, Francisco Estrada y el llamado “círculo machuchón”, formado a su alrededor. Si no que los recientes movimientos políticos en Morena asoman un reacomodo de fuerzas y ello impactará en posiciones como la presidencia de la CNDH, incluso, por relevo generacional.

El pasado familiar de García Harfuch es lo opuesto al de Piedra Ibarra. El papel de su abuelo, Marcelino García Barragán, como secretario de la Defensa Nacional y su papel histórico en la matanza de Tlaltelolco de 1968 es uno de los pasados más oscuros del México represor en el sexenio del priista Gustavo Díaz Ordaz. Si a ello se suma que su padre, Javier García Paniagua fue titular de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), dependencia política-policiaca de la Secretaría de Gobernación, encargada de la represión en contra de luchadores sociales de la “guerra sucia” en los años setenta. Es más que claro, que ambas personalidades no pueden ser parte de un mismo proyecto futuro.

Y es que, la “guerra sucia” es el momento histórico en el que el hermano de Rosario Piedra, Jesús Piedra Ibarra fue desaparecido por sus actividades en la guerrilla urbana dentro de las filas de la Liga Comunista 23 de septiembre. Ese es el detonante de la historia de Rosario Ibarra de Piedra y extendido por Rosario Piedra desde la CNDH y su brazo activista Eureka.

Para Rosario Piedra, con su lucha desde el Comité Eureka y traspasada a la CNDH no hay duda de que la participación del Ejército y la DFS —en el pasado reciente— fueron instituciones encargadas reprimir y desaparecer a luchadores sociales y eso está más que probado.

La recomendación 30VG/2019 y la creación de la Oficina Especial para Investigar la Represión y Desapariciones Forzadas por Violencia Política del Estado Durante el Pasado Reciente, encabezada por Francisco Estrada, forman parte del antagonismo entre García Harfuch y Piedra Ibarra. Sin embargo, es Rosario Piedra quien ya no tiene cabida en la formación de la segunda parte del modelo de gobierno de la cuatroté que se alista rumbo a 2024. Su activismo está en ciernes de sufrir un revés desde el interior del mismo movimiento que la encumbró y ahora ya no puede formar parte de él. Sus intereses ya no se comparten a no ser que se doblegue y haga de lado un legado histórico de hace más de 40 años de lucha y traicione sus ideales.

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