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Opinion

#Dobleces Democracia y paz

La cuatroté mantiene una recia distancia con la Iglesia Católica poco conveniente. No solo se trata de un alejamiento “normal”, sino de un rompimiento con uno de los poderes fácticos con mayor peso entre la sociedad. El presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en una confrontación permanente y eso para el periodo electoral es un elemento agresivo ante la ola de violencia en el país.

La reunión de Xóchitl Gálvez, candidata de la alianza Fuerza y Corazón por México y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, con los integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) es la suma de voluntades por darle a los 82 días restantes al proceso electoral, seguridad y legalidad a la democracia.

De acuerdo con el mapa de violencia de las autoridades eclesiásticas, la zona del Pacífico es la que se encuentra en señales negativas para el ejercicio democrático de los candidatos a los puestos de elección popular. Por ello es que la firma del “Compromiso Nacional por la paz”, impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), instituciones educativas y organizaciones civiles para frenar la inseguridad y la violencia en el país abona a que este proceso electoral transite de la manera más segura rumbo al 2 de junio.

En este punto, el presidente Andrés Manuel López Obrador, deja un hueco para que la Iglesia Católica tome un papel relevante en estos comicios. Si son al menos 97 millones de católicos y si el mensaje a ese sector de la población es el de que el país se encuentra a un paso de ser un Estado fallido, el voto de los indecisos católicos puede dar un giro en las papeletas.

Esa es la parte en donde la iglesia juega un lugar político. Si bien no es su papel político y mantiene una marcada independencia hacia algún candidato, las señales y mensajes quedan al descubierto al abrir un espacio para los candidatos y tener, solo la confirmación de los abanderados de la oposición. 

Los obispos del país están en la línea de unir esfuerzos y hacer un llamado conjunto a los ciudadanos y autoridades para asegurar un proceso electoral pacífico y con la participación de todos los sectores de la sociedad. A final de cuentas el enemigo en común es evitar que el crimen organizado intervenga en el proceso electoral.

“Creemos que el peor de los escenarios, el que mayormente debemos evitar, es aquel en que el crimen organizado y grupos delincuenciales intervengan en el proceso electoral, en cualquier lugar y momento”, señalan los obispos.

Los obispos también se dirigieron a las candidatas y candidatos, a quienes solicitaron ofrecer campañas electorales limpias legales y austeras, con abundancia de propuestas responsables y serias. A esto se suma el llamado a la paz y la legalidad como ejes del compromiso que firmarán los candidatos.

La cuatroté reniega del acuerdo por la paz, porque firmarlo es aceptar que la estrategia de seguridad es un fracaso ante la realidad y en tiempos electorales no es rentable.

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