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Bartlett 2. Buendía indagaba liga Bartlett-narco: Jack Anderson

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Buendía sí estaba buscando ligas del narco con funcionarios y que entre los funcionarios indagados estaba Manuel Bartlett Díaz, el jefe de Zorrilla


El interés político por la noche del 6 de julio de 1988 ha centrado el interés en la figura de Manuel Bartlett Díaz, hoy flamante director lopezobradorista de la Comisión Federal de Electricidad. Sin embargo, su papel como secretario de Gobernación antes de esa fecha dejó pistas que siguen abiertas en el sistema de inteligencia, seguridad nacional, espionaje y penal de Estados Unidos. La clave de Bartlett en Segob comenzó al día siguiente del destape de Miguel de la Madrid como candidato presidencial del PRI. Bartlett se apoderó del aparato político, desplazando a Manuel Camacho Solís y a Joseph-Marie Córdoba Montoya. Como secretario general del PRI Bartlett le quitó el aparato partidista a López Portillo.
Desde ese momento, Bartlett estableció una alianza estratégica con José Antonio Zorrilla Pérez, un político hidalguense que había trabajado nada menos que con Fernando Gutiérrez Barrios, desde 1956 poderoso jefe del espionaje político mexicano. Luego de los asesinatos del columnista Manuel Buendía y del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, Bartlett se deslindó de Zorrilla y dijo que era pieza de Gutiérrez Barrios.
Sin embargo, declaraciones de De la Madrid a Jorge G. Castañeda para el libero La Herencia señalan que Bartlett impuso a Zorrilla como director de la Federal de Seguridad, Zorrilla trabajó para Bartlett y el argumento para convencer a De la Madrid fue que Zorrilla le había entregado a la campaña delamadridista vía Bartlett información delicada sobre la política y los políticos.
Por tanto, Zorrilla sí fue incondicional de Bartlett. Y por ello, también, el involucramiento de Zorrilla con los narcos debió de haber sido investigado hasta la titularidad de Gobernación, sobre todo cuando, después del secuestro, tortura y asesinato de Camarena, varios narcos tenían en su poder credenciales vigentes como agentes de la DFS que debieron de haber tenido la autorización del secretario. Bartlett solicitó las credenciales al procurador general Sergio García Ramírez para determinar su falsedad o autenticidad… y nunca más las volvieron a ver.
El otro dato se reveló en el The Washington Post en julio y agosto de 1990: la relación de dependencia absoluta de la DFS con la CIA que desde tiempos de López Mateos estaba supervisada en directo por los secretarios de Gobernación. A partir de esa relación, el Post determinó que la relación de la DFS con el narcotráfico tuvo la autorización de la agencia estadounidense de espionaje.
La concordancia CIA-narco-DFS se dio en el expediente Irán-Contra: la autorización del presidente Ronald Reagan para que la CIA traficara drogas en América Latina y vendiera en secreto armas a Irán y usara ese dinero para financiar a la contrarrevolución nicaragüense.
“Indirectamente, la CIA tuvo que compartir alguna culpabilidad en los excesos de la DFS”, señaló el reportero William Branigin, del Post.
Y el legendario columnista Jack Anderson publicó el 11 de agosto de 1990 en el Post el dato de que un técnico que instaló radiocomunicación a los narcos a mediados de los 80 reveló que Buendía sí estaba buscando ligas del narco con funcionarios y que “entre los funcionarios indagados estaba Manuel Bartlett Díaz, el jefe de Zorrilla”.
Estos son apenas unos hilos que tienen que desenredarse sobre la biografía clandestina de Bartlett.
Política para dummies: La política es lo que somos, no lo que queremos ser.
Si yo fuera Maquiavelo:“Los Estados bien organizados y los príncipes sabios siempre han procurado no exasperar a los nobles y, a la vez, tener contento al pueblo. Es éste uno de los puntos que más debe atender un príncipe”.