Capital Estado de México

Opinion

AUCTORITAS

CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ

drcamartinez@capitaldemexico.com.mx

@drcamartinez

La política industrial en una economía abierta consiste en aprovechar y generar ventajas comparativas. En México existe la necesidad de reforzar este sector para impulsar el empleo y reducir el impacto de los ajustes fiscales a las finanzas públicas.

La política industrial es el proyecto que un gobierno tiene para desarrollar la industrialización; sin embargo, en México se ha transitado por un tema de transición política y ello ha contaminado algunas estructuras, por lo que se detiene el trabajo de impulso a la industria.

Según los especialistas, uno de los elementos determinantes para la creación de este núcleo industrial será su capacidad de integración con el resto de la economía nacional e internacional. De no tener tal capacidad los sectores industriales más competitivos podrían ser eficientes y generadores de empleo, pero no impulsarían al conjunto de la economía y su crecimiento sostenido no estaría garantizado.

Lo que no debe pasar de largo en las agendas es que la política industrial tiene dos campos de operación: las mejoras en el interior del aparato productivo y el fomento de las ventas y la comercialización. En el primer aspecto, relativo a las mejoras productivas, el país debe definir su política de innovación técnica junto con su política de adquisición y adaptación de tecnologías extranjeras.

De acuerdo con los interesados, urge acelerar el paso, fortalecer al aparato productivo nacional, impulsar la competitividad de las Pymes y su integración a cadenas de valor e integrarse de lleno a la proveeduría nacional como parte de su modelo de negocios y no sólo su dependencia para superar la polarización, que se advierte en el comportamiento de los componentes del sector industrial y dotar al crecimiento de la economía nacional de un perfil incluyente.

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