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Pueblos mexicanos mantienen viva vocación textil y del vestido

Pueblos como Tianguistenco en el Estado de México y Zapotlanejo en Jalisco, mantienen viva la vocación de la industria textil y del vestido, para crear prendas artesanales que muestren la cultura de sus pueblos, así como ropa manufacturada de uso diario de la mejor calidad.
En México, estados como Puebla, Campeche, Hidalgo, Tlaxcala, Yucatán, Durango y el Estado de México, tienen al sector textil-vestido, como una de sus principales industrias.
Mientras que estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Jalisco y Aguascalientes se perfilan como las entidades donde este sector tendrá un auge en el futuro, esto de acuerdo a datos del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem).
En entrevista con Notimex, el director de la Escuela Superior de Ingeniería Textil del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Arturo Dianicio Arauzo, destacó que la industria textil y del vestido en el país es un sector que tiene la capacidad de fabricar productos de calidad.
“De la mitad del año pasado y lo que va de este, se ha generado una fabulosa dinámica y calidad en las empresas dedicadas a la cadena textil-vestido, es decir hilatura, tejido de las fibras, el acabado, así como de la industria del vestido”, dijo el ingeniero textil.
Tanto las prendas de vestir artesanales y la ropa de fabricación en masa que se elaboran en el país, tienen en común la calidad que le otorga la dedicación de casi medio millón de mexicanos que, de acuerdo con información del 2015 del gobierno federal, viven de esta actividad.
Así, en cuanto a la ropa de fabricación en masa, el municipio de Zapotlanejo, Jalisco, localidad referente en el sector del vestido, hombres y mujeres manufacturan mensualmente más de 300 mil prendas en 400 talleres, que son llevadas el mercado nacional y en un pequeño porcentaje al comercio internacional.
Mientras que Parras, Coahuila, localidad que en algún momento albergara a una de las fábricas de mezclilla más importante del mundo, está volviendo poco a poco a retomar la vocación de trabajar este textil.
Por su parte, en cuanto a la creación de la ropa artesanal elaborada o bordada a mano en su mayoría por manos indígenas, México concentra una riqueza importante en este rubro en estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Yucatán.
Este es el caso de la comunidad de Kimbilá, en Izamal, Yucatán, donde la actividad de bordar prendas con el tradicional bordado yucateco se ha convertido en el oficio que emplea a la mayor parte de sus pobladores y el cual, poco a poco le ha dado una identidad como pueblo textil.
En el municipio de Ometepec, Guerrero, en la región sur del país, un grupo de indígenas amuzgos enriquece al sector con la elaboración de sus tradicionales huipiles en telares de cintura y en punto de cruz, los cuales busca que lleguen al mercado europeo.
Asimismo, la comunidad de Guadalupe Yancuictlalpan en el municipio de Tianguistenco, Estado de México, mantiene viva la tradición de realizar prendas de lana en telar de pedal.
Desde San Luis Potosí, aparece otro pueblo dedicado a esta industria, Santa María del Río, donde el artesano Arturo Estrada Hernández crea magníficos rebozos de colección que han recorrido diversos museos alrededor del mundo.
A la vez que en Tabasco, las manos de sus mujeres recrean la flora y la fauna local en tiras de tela bordada que adornarán sus trajes típicos.
Al respecto, Dianicio Arauzo destacó que a pesar del tiempo de dedicación que les lleva a los artesanos realizar estas prendas, sus creaciones no son bien valoradas, ya que mucha gente critica su costo al desconocer el trabajo que implica crearlas.
“Hablar de la artesanía es hablar de una rama de la industria de la confección, lamentablemente mucha gente cree que por ser una artesanía va a ser barato y esto no es posible, ¿ustedes saben cuándo se tardan en la elaboración de un traje de torero? Cincuenta días.
“O para un huipil en Oaxaca se llegan a tardar hasta seis meses, porque en sí el proceso de costura es rápido, pero el bordado es todo a mano y hay personas que quieren pagar regalado eso, es un robo, y todavía hay gente que dice que las artesanas ganan hasta 60 mil pesos por un huipil.
“Tiempo es igual a dinero. Un pantalón por muy bonito que sea, nunca se va a comparar con una ropa artesanal y aun así, no es válido que paguen más por un pantalón y se quejen del precio de las artesanías”, detalló el directivo.

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