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Por qué no afectará el Cerro de Paula en el AIFA

 

Construir un aeropuerto es un reto dentro de la ingeniería, especialmente cuando se trata de uno de gran tamaño, como lo será el Aeropuerto Felipe Ángeles, destinado a ser el más grande de México, tendrá también las pistas más largas, con una extensión de 4500 metros, sin embargo, como cualquier gran obra, esta no ha […]


Construir un aeropuerto es un reto dentro de la ingeniería, especialmente cuando se trata de uno de gran tamaño, como lo será el Aeropuerto Felipe Ángeles, destinado a ser el más grande de México, tendrá también las pistas más largas, con una extensión de 4500 metros, sin embargo, como cualquier gran obra, esta no ha estado libre de contratiempos.

Como ya es bien sabido, el AIFA será construido en lo que son las instalaciones de la Base Aérea No. 1 de Santa Lucía, en este terreno el suelo tiene una consistencia mucho más apta para la construcción de un aeropuerto, a comparación del que podíamos encontrar en el cancelado NAIM de Texcoco, que contenía aún una gran cantidad de agua en el subsuelo, al estar en lo que sería el lecho del Lago de Texcoco, según expertos, el NAIM estaba destinado a hundirse, por lo menos, 5 centímetros al año, significando esto también un continuo gasto en mantenimiento.

Los beneficios de construir en Santa Lucía son mayores y por esa razón la construcción también será más rápida, la SEDENA y el Gobierno de México se han comprometido a que este aeropuerto estará listo para el año 2022, sin embargo, la construcción del AIFA no ha estado completamente libre de retos que tuvieron que analizarse y superarse, uno de los más comentados fue el concerniente al Cerro de Paula.

Este se encontraba en medio de lo que sería la ruta de aproximación y ascenso al despegue de las aeronaves, suponiendo un latente riesgo a la seguridad de las mismas, se tenía que buscar una solución que resolviera este problema sin tener que afectar el entorno y la ecología de la zona, es decir, estaba tajantemente prohibido eliminar parcial o totalmente el Cerro de Paula.

Ingenieros Militares comenzaron a buscar la mejor resolución a este contratiempo, se estudió la posibilidad de emplazar las instalaciones de lo que sería el AIFA dentro del mismo terreno disponible, sin embargo, por cuestiones relacionadas a los sistemas de luces de aproximación, esta opción quedó descartada.

Como segunda solución, se planteó la posibilidad de adquirir los terrenos circundantes a la poligonal existente de la Base Aérea Militar No. 1, así, el Gobierno de México aprobó la compra de cerca de 596.66 hectáreas de terrenos cercanos al AIFA, esto corresponde a un 41.29% de la superficie que se destinará al amortiguamiento acústico y de seguridad.

Una vez que los terrenos estuvieron en posesión del Gobierno de México, tanto Ingenieros Militares de Santa Lucía, miembros de la Dirección General de Aeronáutica Civil, de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano y las empresas NavBlue y ADP Ingénierie realizaron los cálculos necesarios para, ahora sí, realizar el emplazamiento y nueva configuración de las pistas del AIFA para que el Cerro de Paula ya no significara ningún problema para la seguridad de las aeronaves.

Gracias también a este emplazamiento, en el rediseño se agregó que existieran 1600 m de separación entre los ejes de las pistas que serán destinadas a la aviación comercial, esto significa que podrán atender un mayor número de operaciones y que aviones de mayor envergadura no tendrán problemas al utilizar este aeropuerto, haciendo que sea aún más rentable y atractivo para la aviación comercial y de carga.

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